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Comunicados de PrensaSostenibilidad y estrategia: una alianza imprescindible para el crecimiento responsable

Sostenibilidad y estrategia: una alianza imprescindible para el crecimiento responsable

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Por Nancy González, directora de Sostenibilidad e Innovación de ROADIS MÉXICO

Durante mucho tiempo, el área de sostenibilidad fue relegada a un papel secundario y reactivo, limitada a recopilar datos y elaborar reportes para cumplir con exigencias externas, sin influencia real en las decisiones clave del negocio. Esa realidad está cambiando. Hoy, cuando la sostenibilidad se piensa y ejecuta con innovación, se convierte en un motor estratégico capaz de transformar la cultura organizacional, garantizar el cumplimiento normativo y liderar el camino hacia modelos de negocio más resilientes, responsables y competitivos.

Este cambio no ocurre por casualidad. Las nuevas exigencias normativas, los inversionistas con criterios ESG (Environmental, Social and Governance) y una ciudadanía más exigente han generado un entorno donde las empresas deben responder con hechos, no solo discursos (PwC, 2024). Más allá del cumplimiento, muchas organizaciones descubren que integrar la sostenibilidad en el corazón del negocio no solo es correcto, sino también inteligente. Les permite ser más eficientes, menos vulnerables y con mayor capacidad para generar valor a largo plazo (McKinsey, 2023).

En mi experiencia, las iniciativas de sostenibilidad transformadoras van más allá de lo normativo y conectan genuinamente con el negocio y las personas. Esto sucede cuando el liderazgo impulsa la sostenibilidad como una prioridad estratégica, no como una actividad aislada. Además, es fundamental integrarla en el día a día, con estructuras claras, procesos estandarizados y capacitación continua, para que forme parte activa de la cultura organizacional.

La verdadera transformación no reside en la iniciativa en sí, sino en la capacidad de demostrar su valor más allá del cumplimiento. Por ejemplo, un programa de gestión de residuos peligrosos que nació para atender requisitos legales puede evolucionar para optimizar recursos, disminuir la cantidad de residuos, generar ahorros y mejorar la seguridad en el entorno laboral. De igual forma, la implementación de sistemas de control en equipos no solo asegura el cumplimiento normativo, sino que también fomenta una cultura de seguridad que impacta en la productividad.

Sostenibilidad y estrategia

En el sector de la infraestructura vial, aplicar este principio significa trascender los indicadores tradicionales de seguridad y cumplimiento. Implica empezar a medir el valor positivo que generamos, como la mejora tangible en la calidad de vida de las comunidades o el fomento de la biodiversidad local. Significa, también, tener la disciplina de cuantificar el retorno económico de la eficiencia en materiales y la prevención de riesgos. Pero quizás el salto más visionario es ver hacia el futuro y plantear la pregunta fundamental ¿está la infraestructura preparada para ser resiliente ante los desafíos de un entorno cambiante?

Para lograrlo, el liderazgo en sostenibilidad debe actuar con claridad, y su desafío más grande es superar el mito de que esta área es una carga económica. Esto implica no solo diseñar planes y medir avances, sino demostrar con datos el valor que genera. Se trata de evidenciar, por ejemplo, el costo de un accidente siempre será mayor que la inversión en prevención, o que el manejo eficiente de residuos se traduce en ahorros directos. Consolidar la sostenibilidad como motor de valor depende de nuestra capacidad para traducir estos impactos a un lenguaje financiero claro e irrefutable.

Si vemos hacia los próximos cinco años, visualizo un enfoque de sostenibilidad cada vez más digitalizado y automatizado, que facilite decisiones ágiles y basadas en datos confiables. Más aún, espero que la sostenibilidad se consolide como parte integral de la cultura organizacional: un lente desde el cual cada colaborador interprete su rol y tome decisiones cotidianas. En ese escenario, dejará de ser una función con objetivos aislados para convertirse en un principio transversal que guíe la operación, la innovación y el crecimiento responsable.

Es momento de superar la visión tradicional de la sostenibilidad como un área secundaria o un simple requisito externo. Los profesionales de este campo debemos asumir con firmeza nuestro lugar en la conversación estratégica, no como observadores, sino como actores que cuestionan, proponen y conectan la sostenibilidad con los grandes objetivos de la organización.

Ese es el futuro que ya está en marcha. Y no podemos quedarnos al margen. Debemos liderarlo.

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