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Sexismo hasta en la medicina, ¿por qué es más eficiente en hombres?

Hablar de la responsabilidad de las empresas con relación a la equidad es abrir la conversación sobre temas de género como brecha salarial, techos de cristal y políticas de paternidad. Si nos acotamos a la industria sanitaria, es probable que nos vengan a la mente otros problemas relacionados con la desigualdad; como la falta de acceso sanitario en algunas comunidades rurales, o las complicaciones que enfrentan los inmigrantes para recibir atención médica adecuada. No obstante, difícilmente nos pasaría por la cabeza la existencia del sexismo en la creación de medicamentos.

Leíste bien, sexismo en la creación de medicamentos. Según un informe publicado por el portal New Scientist, las mujeres enfrentan dificultad para acceder a tratamientos médicos óptimos debido a un sesgo en materia de investigación, ya que la mayoría de los estudios clínicos se realizan en animales machos.

Los nuevos fármacos son evaluados en animales antes de ser considerados para ensayos en seres humanos. Sin embargo, más de tres cuartas partes de estos estudios utilizan exclusivamente animales machos, debido a la preocupación de que los ciclos hormonales femeninos afecten los resultados de los experimentos.

sexismo en los medicamentos

Este modelo de investigación supone que aquellos fármacos que resultan funcionales para los hombres, lo harán de la misma forma para mujeres, pese a tratarse de organismos que guardan diferencias claras.

Así lo demuestra una investigación realizada por Natasha Karp en Wellcome Trust Sanger Institute de Cambridge, y algunos otros colegas.

Los investigadores compararos 234 rasgos físicos en 14,000 ratones de laboratorio machos y hembras, identificando así diferencias relacionadas con el sexo que ascendieron a un 57% en el caso de rasgos cuantificables como el nivel de colesterol y masa ósea; y el 10% en rasgos cualitativos como la forma de la cabeza.

Otros 40,000 sujetos de prueba demostraron que al desconectar genes específicos, los efectos variaban según el sexo. Este último hallazgo podría sugerir que las enfermedades genéticas pueden manifestarse de forma distinta en hombres y mujeres, por lo que requerirían tratamientos distintos.

El origen del sexismo en la creación de medicamentos

El origen del sexismo en la creación de medicamentos puede estar en el sistema educativo. «Partimos de un cuerpo ideal, pretendidamente universal, sobre el que se forma a la gente: el del varón, blanco, joven, atlético, sin grasa… Supuestamente vale para todo. Pero no es cierto. Se ha supuesto un ideal que no es tal, y si mi cuerpo no encaja con lo que tú has estudiado, difícilmente vas a poder atenderme en las mismas condiciones», explicó Elena Casado, profesora de Sociología en la Universidad Complutense para Redacción Médica.

sexismo en la industria farmaceutica

Agregó que a menudo es más sencillo hacer ensayos clínicos con una población masculina porque las mujeres tienen una mayor variabilidad hormonal y son menos predecibles; y aseguró que aunque actualmente muchas revistas científicas obligan a que los estudios cuenten con una perspectiva de género, la gran mayoría de las investigaciones todavía carecen de ella.

La investigadora recordó que durante un ensayo que pretendía analizar la interacción del viagra femenino con el alcohol, dos investigadores hombres utilizaron un total de 25 sujetos de prueba: 23 hombres y dos mujeres. Esto para una píldora que estaba finalmente destinada a ellas.

«Ni la sintomatología ni los signos -de un infarto- son iguales, y hasta que la medicina que se enseña en las universidades explique que el infarto cursa de manera distinta, los profesionales no podrán detectarlo a tiempo», explicó María Teresa Ruiz Cantero, coordinadora del Grupo de Investigación en Salud Pública de la Universidad de Alicante. Esto al recordar un problema planteado en 1990 en The New England Journal of Medicine, que reflejaba que las mujeres que sufren un infarto reciben esfuerzos terapéuticos menores, a pesar de que la tasa de letalidad de esta dolencia es mayor entre ellas.

Las consecuencias

Karp explica que estos matices sexuales significan que los fármacos optimizados para animales machos pueden ser menos efectivos para las mujeres e incluso causar daños.

Para muestra un dato estremecedor: ocho de los diez fármacos sacados del mercado estadounidense entre 1997 y 2001 plantearon mayores riesgos para la salud de las mujeres. -Esto posiblemente como resultado de una investigación centrada en sujetos masculínos-.

Por otra parte, la investigadora afirma que el sexismo en la creación de medicamentos también podría significar que los fármacos que funcionan mejor en mujeres se pasaran por alto sin llegar nunca a la fase de ensayos clínicos; ya que al ser probados en animales machos, su efectividad no se prueba de forma eficiente.

Karp sostiene que las hormonas fluctuantes de las mujeres no son un buen argumento para mantener viva esta práctica, ya que existen investigaciones que demuestran que aunque los organismos masculinos presentan variaciones distintas a las de los femeninos, sin igualmente fluctuantes. «A menos que exista una buena razón para no hacerlos, es vital considerar a ambos sexos en la investigación biomédica». afirma.

«Me siento en muchos paneles de revisión de subvenciones, y es raro ahora que se financie la investigación si el diseño experimental no considera tanto a hombres como a mujeres cuando es relevante», menciona Peter Rogers de la Universidad de Melbourne en Australia y señala con ello la importancia de terminar con esta práctica irresponsable en un futuro cercano.

Desde 1994, Estados Unidos requiere que aquellos estudios financiados por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) incluyan mujeres; con ello logró un mayor enfoque en la representación femenina en los ensayos humanos. La proporción de mujeres en los ensayos clínicos para prevención de enfermedades cardiacas, por ejemplo, aumentó del 9% en 1970 al 41 en 2006.

Así mismo el NIH anunció en 2014 que proporcionaría un total de diez millones de dólares para financiar investigaciones sobre las diferencias de sexo en las condiciones médicas como adicciones, migrañas y accidentes cerebrovasculares. Aunque con todo ello aún falta un largo camino por recorrer.

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