En medio de un debate creciente sobre el futuro de la sostenibilidad empresarial, una encuesta realizada por YouGov a más de 2,500 líderes empresariales revela un hallazgo inesperado: lejos de rechazar la regulación, la mayoría de las organizaciones respaldan requisitos más estrictos. Este resultado contradice la narrativa habitual de que las empresas buscan deshacerse de obligaciones, mostrando que la información sobre sostenibilidad es vista como un motor estratégico más que como una carga administrativa.
La Unión Europea, mientras tanto, avanza con reformas que buscan simplificar marcos regulatorios y reducir la carga informativa de las compañías, particularmente en el paquete denominado “Ómnibus 1”. Sin embargo, las empresas consultadas no solo aceptan, sino que promueven estándares más rigurosos. El reto para los responsables políticos será encontrar el equilibrio entre simplificación y profundidad, sin socavar la confianza ni limitar los datos clave para la transición hacia un futuro más verde.
Empresas piden más requisitos de información sobre sostenibilidad
Según edie, los datos de la encuesta revelan que el 63% de los líderes empresariales está de acuerdo en que las compañías más grandes deben implementar planes de transición hacia un modelo sostenible. Incluso, casi un tercio de las organizaciones considera que el límite para reportar debería bajar a 250 empleados, frente a los 1,000 propuestos por la Comisión Europea.
Esto refleja que la información sobre sostenibilidad se ha convertido en una herramienta clave para atraer inversiones, mitigar riesgos y diferenciarse en el mercado. Para muchas compañías, cumplir con la CSRD no es solo cumplir la ley, sino proyectar liderazgo y competitividad en un entorno cada vez más exigente.
Incertidumbre legal y retraso en las inversiones
Uno de los puntos más preocupantes que evidenció la encuesta es la incertidumbre legal. Casi la mitad de las empresas afirma que la falta de claridad en torno a los reportes de sostenibilidad retrasa decisiones estratégicas de inversión, una cifra que asciende al 63% en el caso de las grandes corporaciones.

Este escenario confirma que las reglas claras y estandarizadas no solo son necesarias para cumplir, sino también para generar certidumbre en la planificación financiera. En un entorno global donde el capital busca seguridad, la estandarización de marcos regulatorios resulta indispensable.
Competitividad y valor empresarial
La encuesta también reveló que el 55% de las empresas considera que la sostenibilidad es un diferenciador competitivo, frente al 21% que lo percibe como irrelevante. Además, la mitad de las organizaciones opina que los reportes periódicos de sostenibilidad fortalecen la atracción de inversiones, llegando a un 68% entre las empresas más grandes.
Esto sugiere que el mercado ya no ve la sostenibilidad como una exigencia secundaria, sino como un factor que puede abrir puertas en un entorno de competencia global. La información sobre sostenibilidad se está convirtiendo en un puente hacia mercados más exigentes y hacia inversionistas cada vez más atentos a criterios ESG.

Riesgos de simplificación excesiva
Si bien la simplificación de los estándares puede ayudar a reducir cargas burocráticas, también implica un riesgo de fragmentación y pérdida de datos valiosos. Eurosif advirtió que la reducción de un 57% en los puntos de datos ya representa un esfuerzo considerable. Cualquier recorte adicional podría afectar la calidad de la información para los inversionistas.
En este contexto, el peligro es que la búsqueda de eficiencia termine generando vacíos de información, debilitando la credibilidad de los reportes. Una estandarización robusta y clara no solo garantiza transparencia, sino que también asegura que Europa mantenga su liderazgo en la agenda global de sostenibilidad.
Los resultados de la encuesta demuestran que las empresas no rechazan la regulación, sino que la entienden como una vía para construir confianza y fortalecer su posición en el mercado global. La información sobre sostenibilidad se ha convertido en un activo estratégico que influye en decisiones de inversión, competitividad y reputación corporativa.
El desafío ahora recae en los legisladores europeos, quienes deben escuchar a las empresas y diseñar marcos que sean lo suficientemente exigentes para impulsar la transición verde, pero lo bastante claros y consistentes para ofrecer certidumbre. En este punto, la sostenibilidad ya no es solo una responsabilidad: es el futuro de los negocios.







