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Permisos laborales por salud mental: ¿una utopía o un cambio cercano en México?

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Hablar de salud mental en el ámbito laboral sigue siendo un tema rodeado de estigmas, silencios y pendientes. Aunque cada vez más organizaciones incluyen el bienestar psicológico en su agenda de responsabilidad social, pocas veces se ha logrado que este compromiso trascienda hacia el marco legal. En México, un nuevo debate abre la puerta a repensar cómo las empresas y el Estado pueden garantizar un derecho que va más allá de la productividad: el derecho a la salud integral.

De acuerdo con El economista, en la Cámara de Diputados se discute una iniciativa que propone incorporar los permisos laborales por salud mental en la Ley Federal del Trabajo. Este cambio no solo colocaría a México en la vanguardia regional en materia de bienestar, también reconocería que las personas necesitan espacios de recuperación emocional y psicológica para poder continuar con sus proyectos de vida. Pero, ¿es posible que esta prestación deje de ser un ideal y se convierta en una realidad?

El nacimiento de una propuesta que rompe silencios

La iniciativa presentada por el Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano busca que los permisos laborales por salud mental se reconozcan como un derecho. Estos consistirían en hasta siete días remunerados, continuos o no, a los que las y los trabajadores podrían acceder dos veces al año.

El acceso estaría respaldado por un justificante médico expedido por instituciones públicas o privadas registradas ante la Secretaría de Salud, asegurando formalidad y credibilidad en el proceso. Con ello, se evitaría que este beneficio se preste a malos usos, al tiempo que se fortalece la confianza entre empresa, empleado y sistema de salud.

La propuesta reconoce algo fundamental: cada proceso de recuperación es distinto. Por ello, contempla la posibilidad de extender estos permisos hasta 180 días en casos justificados, siempre bajo supervisión médica. Una medida que humaniza la ley y rompe con la rigidez tradicional del marco laboral.

Una apuesta por la responsabilidad social empresarial

Más allá del aspecto jurídico, esta iniciativa interpela directamente a las empresas. “Obligar” a otorgar estos permisos no debe leerse como una carga, sino como un acto de responsabilidad social que fomenta culturas de apoyo y cuidado dentro de los espacios de trabajo.

La salud mental no es un asunto individual, sino colectivo. Cuando un trabajador puede tomarse un respiro, el beneficio trasciende a todo el equipo: mejora la confianza, se fortalece la productividad y se construye una organización más resiliente. En este sentido, los permisos laborales por salud mental no son un costo, sino una inversión en capital humano.

Este giro responde a una tendencia global: la empresa como un actor con responsabilidades sociales y éticas frente a sus colaboradores. Incorporar este tipo de medidas es, al mismo tiempo, un paso hacia la construcción de reputaciones más sólidas y congruentes.

México frente al espejo internacional

Aunque para México la iniciativa es novedosa, no es un terreno inexplorado en el mundo. Países como Reino Unido e Irlanda reconocen este derecho con licencias de hasta siete días, mientras que en Chile y Brasil alcanzan los 15 días. España incluso distingue los plazos según el tipo de trastorno, con licencias que pueden llegar a los 60 días.

La comparación muestra que reconocer los permisos laborales por salud mental no es una utopía, sino una práctica consolidada en diversos sistemas legales. Lo que está en juego es si México podrá adaptar sus marcos normativos a una realidad que otras naciones ya transitan.

El reto es doble: avanzar en la legislación y, al mismo tiempo, transformar la cultura organizacional para que pedir un permiso por salud mental no sea motivo de estigma ni de discriminación.

Los obstáculos: entre la norma y la práctica

Uno de los mayores desafíos radica en que, actualmente, la Ley Federal del Trabajo establece que los trastornos deben estar ligados a la actividad laboral para ser reconocidos como enfermedades profesionales. Esto complica que los trabajadores accedan a beneficios de tratamiento o indemnizaciones.

La iniciativa de MC busca abrir un resquicio en esta lógica, al reconocer que la salud mental no depende únicamente de las condiciones de trabajo, sino también de contextos sociales y personales. Este enfoque más integral representa un cambio de paradigma en el entendimiento del bienestar.

Sin embargo, la implementación requerirá ajustes en recursos humanos, presupuestos y sistemas de salud. Un camino que no será sencillo, pero que puede marcar la diferencia en la vida de millones de personas.

La urgencia de un cambio cultural

El verdadero impacto de esta iniciativa no está solo en la ley, sino en el cambio cultural que exige. Reconocer la importancia de la salud mental implica dejar atrás los prejuicios que ven la ansiedad, la depresión o el estrés como signos de debilidad.

El mensaje que envía la legislación es poderoso:

Todas y todos podemos necesitar un respiro en algún momento, y pedirlo no debería avergonzarnos. Al contrario, debería ser una señal de madurez y de responsabilidad consigo mismo.

En este sentido, los permisos laborales por salud mental pueden convertirse en una herramienta para normalizar la conversación sobre bienestar emocional en el ámbito laboral, un tema que hasta ahora se ha mantenido en la penumbra.

De la iniciativa a la acción

Que la propuesta llegue a la Comisión de Trabajo y Previsión Social es apenas el primer paso de un largo camino legislativo. Pero el hecho de que esté en la agenda abre una oportunidad histórica para colocar la salud mental como prioridad en la política pública y laboral de México.

Si se aprueba, el reto será doble: garantizar que las instituciones de salud tengan la capacidad de emitir los justificantes de manera oportuna y que las empresas adopten la medida con apertura y sin prácticas de discriminación.

El papel de las y los especialistas en responsabilidad social será clave para acompañar esta transición, asegurando que el derecho se traduzca en una práctica cotidiana que genere bienestar real.

La propuesta de reconocer los permisos laborales por salud mental en la Ley Federal del Trabajo representa mucho más que una modificación legal: es una declaración de principios sobre el país que queremos construir. Uno en el que la productividad no esté peleada con la dignidad, y donde las empresas entiendan que cuidar a sus trabajadores es cuidar su futuro.

Tal vez hace unos años hablar de este derecho parecía utópico. Hoy, México tiene la oportunidad de dar un paso firme hacia un cambio cercano y necesario. Porque sin salud mental, no hay bienestar posible, y sin bienestar, no hay verdadera sostenibilidad social ni empresarial.

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