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Las ONG, ¿ayuda desinteresada o negocio redondo?

Interés vía shutterstock
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En busca de contribuir a las investigaciones que realiza la Procuraduría General de la República (PGR) sobre el caso Iguala, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) designó a cinco integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).

De acuerdo con lo que ha trascendido en la prensa nacional se habla de que para los primeros seis meses de la asistencia técnica de los expertos, de marzo a agosto de 2015, el gobierno mexicano entregó un millón de dólares y otra cantidad igual para el segundo mandato que va de septiembre de 2015 a marzo de 2016.

Sin embargo, a unas semanas de que concluya en abril el segundo mandato del GIEI “no existe un informe oficial sobre la magnitud de las instalaciones, infraestructura, recursos y medios necesarios para que los expertos realizaran su trabajo y que el gobierno mexicano se comprometió a proporcionar y ha proporcionado”, señala la denuncia interpuesta ante la PGR por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal en contra de Emilio Álvarez Icaza Longoria por la presunta comisión del delito de fraude en perjuicio de la federación.

Costos económicos

En una nota publicada, del 2 de octubre de 2015, Excélsior precisa: “México dará 2 millones de dólares a grupo de la CIDH; financia investigaciones de Ayotzinapa”.

En el primer periodo de marzo a agosto de 2015, el gobierno mexicano pagó un millón de dólares a la CIDH, con el cual se cubrieron los honorarios de los expertos, hospedaje, traslado y viáticos y de acuerdo con “un reporte de la Secretaría de Administración y Finanzas de la OEA; del millón de dólares, 240 mil se destinaron a los honorarios de los cinco integrantes; es decir, 48 mil dólares por cada uno, equivalente a unos 136 mil pesos al mes”.

Sin embargo, a últimas fechas se ha denunciado por parte también de organismos de la sociedad civil y de algunos actores políticos y de la sociedad, los nulos resultados que el GIEI ha tenido en sus investigaciones, aunque habrá que esperar el segundo informe el próximo 30 de abril para conocer si hubo o no avances en los trabajos de los expertos.

Por otro lado, también se ha cuestionado que los integrantes del GIEI utilizan el dinero de los contribuyentes mexicanos no para el trabajo para el cual fueron contratados, sino para “hacer activismo político a fin de que autoridades políticas y religiosas de fuera de México ejerzan presión sobre el Estado mexicano”.

Por tal razón, nuevamente se pone sobre la mesa la reflexión sobre la verdadera labor de las organizaciones no gubernamentales (ONG) de quienes se dice que su “éxito no radica en llega a la verdad universal sino en tirar gobiernos”.

Según una investigación del diario español El País, “las organizaciones no gubernamentales han crecido de manera impresionante en la última década, gracias a las subvenciones públicas, hasta convertirse en un potente movimiento capaz de incidir en la política nacional e internacional. Se habla mucho de su papel humanitario, pero poco de su nuevo perfil empresarial, su democracia interna y su eficacia”.

En este sentido, el tema sobre el financiamiento y el manejo de los recursos de que disponen las ONG causan gran desconfianza, ya que se asegura que no rinden cuentas a nadie. Estudios e investigaciones realizados por académicos o periodistas nacionales e internacionales señalan que si bien es cierto que estas organizaciones son autónomas e independientes, no lo son tanto en la obtención de sus recursos, ya que “recurren a distintas fuentes, por un lado, los aportes de los Estados y otras administraciones públicas”.

Financiamiento gubernamental

A pesar de que el término “organización no gubernamental” implica independencia de los gobiernos, la mayoría de estas organizaciones dependen en gran medida del financiamiento gubernamental. Por ejemplo, cerca del 12% de los ingresos de Médicos Sin Fronteras, proviene de fuentes gubernamentales.

De igual forma, otras fuentes que entregan recursos a estas ONG son los organismos internacionales como el Banco de Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo o mediante convenios con grandes organizaciones no gubernamentales como Cáritas o Care entre otras, apunta Sebastián Guerrini, doctor en comunicación y estudios de la imagen en su estudio El mundo de las organizaciones.

Sobre las organizaciones no gubernamentales también se ha escrito que éstas “se infiltran ideológicamente bajo la fechada de «la ayuda al desarrollo» y el asistencialismo. Esta concepción demuestra la relación de poder y las relaciones estereotipadas de la pobreza. Son estrategias contrainsurgentes no militares que intensifican la injerencia de Estados Unidos y destruyen el tejido social”.

En el reportaje ONG, la otra cara del imperialismo, publicado en el portal Diario Octubre, se afirma “el plan de implementar ONG como una prolongación de los servicios de inteligencia imperialista en el Tercer Mundo surgió a finales de los años cuarenta. Sin embargo, se puso en marcha en 1961 impulsado por el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, cuando se creó la USAID, Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo”.

Agrega la investigación que “desde entonces, la USAID ha participado activamente en todos los golpes de Estado que han tenido lugar en el Tercer Mundo, en estrecha colaboración con la CIA, la DIA (Servicio de Inteligencia Militar), el FBI, la DEA (agencia contra las drogas), la NSA (Agencia Nacional de Seguridad) y otras”.

Pero subraya que “a diferencia de ellas, que actúan de manera encubierta, las actividades de la USAID son visibles. Su propósito es reforzar la política exterior norteamericana cooperando con los países receptores de la ayuda en áreas económica, agrícola, sanitaria, política y humanitaria”.

De ahí que de acuerdo con el Código de Ética y Conducta para las ONG de la Asociación Mundial de Organizaciones No Gubernamentales (WANGO), en estos últimos años en que se ha visto un incremento en el número y diversidad de las organizaciones no gubernamentales; así como sus aportaciones humanitarias han llegado a ser de vital importancia por su contribución en beneficio del bienestar integral de individuos y sociedades de todas partes del mundo, las organizaciones “tienen la responsabilidad de ser transparentes, honestas, responsables y éticas, para dar una información fidedigna y no deben generar situaciones de manipulación para beneficio personal de sus dirigentes o integrantes de su staff”.

Además, tienen la vocación de ir más allá de los límites de raza, religión, etnias, cultura y política… tienen que ser cuidadosas en todo lo que se refiera al dinero público, actuando con una gran seriedad que genere confianza pública y no hacer mal uso del dinero público para propósitos egoístas…”, entre muchas otras responsabilidades.

No obstante, el documento advierte que, “desgraciadamente, existen muchos actores en la comunidad de las ONG que no son responsables ni éticos en modo alguno. Por ejemplo, Alan Fowler, en su libro Encontrar un equilibrio, utilizó una recopilación de acrónimos para identificar varias “supuestas” organizaciones no gubernamentales, tales como BRINGO, de maletín; CONGO, comercial; FANGO, falsa; CRINGO, criminal; GONGO, perteneciente al gobierno; WANGO, a la mafia; y PANGO, partidaria.

Fuente: Siempre!

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