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La industria del juguete, bastión de resistencia ante los cambios sociales

Aunque la diferenciación sexual del trabajo y los roles tradicionales de género van cambiando en pro de una sociedad más equitativa, en el festejo de los Reyes Magos, especialistas aseguran que la industria del juguete sigue siendo un bastión de resistencia ante las transformaciones sociales.

Las jugueterías siguen dividiendo físicamente las áreas en las cuales se pueden adquirir los artículos destinados a niñas y niños. En la zona femenina predomina el color rosa y proliferan productos que fomentan tanto el cuidado del hogar como el de los bebés. “Nenuco para limpiarle moquitos”, Mi bebita interactiva, “Baby cuidaditos” o Construye tu casita son algunas de las leyendas inscritas sobre los envoltorios de los juguetes.

El espacio donde se exhiben juguetes para varones hay preponderancia de los colores oscuros que promueven la fuerza, la acción y la guerra. Se pueden adquirir coches, monstruos de masa muscular desproporcionada, armas innovadoras, cañones antiaéreos y pistolas, cuyo rótulo invita a ponerse en la mira de la acción.

Los llamados productos unisex, como juegos de mesa o educativos, ocupan poco espacio en las estanterías de los comercios y pasan desapercibidos para la mayoría de los clientes.

Especialistas en educación, sicología y género aseguran que en el triángulo integrado por productores, comerciantes y publicistas del juguete aún no se ha entendido que la sociedad está cambiando hacia un mundo en el que mujeres y hombres compartan tanto las labores de sobrevivencia como la de sustento en el hogar. Ni que los juguetes mediante los cuales los pequeños se forman para la vida adulta no pueden seguir fomentando roles diferenciados y discriminatorios para ambos sexos.

Es difícil encontrar juguetes que puedan ser utilizados indistintamente por niños y niñas. Parece que la juguetería es el reducto más tradicional y conservador en el campo de las inequidades. Los juguetes sexistas, que parecieran ser una resistencia al proceso de cambio, generan confusión y deterioran el proceso, afirmó Gloria Careaga Pérez, investigadora de la Facultad de Sicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y especialista en estudios de género.

La académica considera que deberían desarrollarse políticas públicas que erradiquen los juguetes que fomentan estereotipos de género extremos y que impulsen los que favorezcan la equidad.

Sobre todo hay que eliminar aquellos productos que intervienen negativamente, esto es, todos aquellos que promueven la violencia y los que pretenden estereotipar de manera temprana y ridícula la feminización de las niñas.

Gabriela Delgado Ballesteros, académica del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación y profesora en la Facultad de Sicología de la UNAM, afirma que el problema no son los juguetes en sí, sino las empresas que los publicitan.

“Ningún juguete en sí mismo está hecho para un sexo o para otro, lo que hace que sean utilizados por niños o niñas son los roles y las tradiciones. Y si bien hay avances legislativos en la vida cotidiana la publicidad se mantiene dentro de valores y roles totalmente tradicionales que conservan la división sexual del trabajo.

Y ahí, tanto las fábricas de juguetes como los anuncios publicitarios cometen un error, porque evitan que los niños jueguen con sus afectos y las niñas descubran otros mundos, agregó.

La sicóloga Rosario Novoa Peniche –fundadora del desaparecido Programa Nacional de la Mujer y coordinadora de Seguridad Pública en Iztapalapa– aseguró que en esa demarcación se ha observado relación entre juegos bélicos infantiles y las actividades violentas de los hombres adultos.

Esta relación, sostuvo, puede trasladarse a las relaciones de violencia de género, ya que a las niñas se les ofrecen juegos sumisos, mientras a los niños les dan revólveres y armas.

Agregó que las leyes mexicanas no han contemplado aún regular el sexismo de los juguetes, a diferencia de otros países, donde hay campañas para combatir la división sexual del juego.

Por ello, subrayó, si aspiramos a tener niños no violentos, que puedan establecer relaciones igualitarias, hay que evitar comprarles juguetes que fomenten la violencia. Y de igual manera, si queremos que nuestras hijas puedan pensarse y soñarse con muchas capacidades, procuremos darles juguetes que desplieguen todo su potencial, no sólo la maternidad.

Fuente: La Jornada.unam.mx
Publicada: 05 de Enero 2010

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