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Columnistas ExpokR con R | Por Edgar LópezEuropa ajusta. Y el ESG entra en otra etapa

Europa ajusta. Y el ESG entra en otra etapa

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Por Edgar López

Hace doce días Europa hizo algo que pocos esperaban con tanta claridad: simplificar su marco de sostenibilidad. No matarlo, no suavizarlo… simplificarlo.

El Parlamento Europeo aprobó el paquete Omnibus I que redefine quién debe reportar, qué debe reportar y hasta dónde llega la exigencia regulatoria en temas ambientales, sociales y de debida diligencia.

No es un detalle técnico. Es un cambio de etapa.

ESG entra en otra etapa

La decisión es contundente: el reporting CSRD pasa de aplicarse a empresas con más de 250 empleados a solo las que superan los 1.750 empleados y los 450 millones de euros de facturación. La directiva de diligencia debida CSDDD se reserva para corporaciones muy grandes, con más de 5.000 empleados y 1.500 millones de euros de facturación global. Los estándares sectoriales dejan de ser obligatorios, se eliminan los planes de transición climática alineados con París y se prohíbe exigir datos excesivos a las pymes.

Jörgen Warborn, ponente del paquete, lo dijo claramente:

“Europe has a huge growth problem… we have been too bureaucratic.You cannot scare companies into compliance.”

ESG entra en otra etapa

Cualquier persona que haya liderado un área de sostenibilidad sabe exactamente de qué está hablando.

Europa reconoce que pedir siete veces el mismo plan climático no reduce emisiones. Que obligar a miles de empresas a reportar miles de datos sin conexión estratégica no genera competitividad. Que el aparato regulatorio que debía acelerar la transición estaba empezando a frenarla.

La conferencia de prensa posterior al voto lo dejó clarísimo. Jörgen Warborn abrió con una idea que veía todos los días al entrar a su oficina:

“Cut bureaucracy, create more jobs.”

Luego añadió la frase que resume todo:

“We didn’t think it was necessary to have an eighth climate transition plan.”

El punto no era la ambición climática. Era la duplicación. Hacer el mismo plan ocho veces no reduce más emisiones; solo multiplica horas, costos y desgaste.

Lo mismo ocurría con los datos: miles de KPIs repetidos entre directivas con poco valor estratégico.

Europa no retrocede. Europa ajusta.

Y lo hace justo cuando otro diagnóstico llega a conclusiones muy similares.

Beyond ESG: la saturación desde adentro

Hace unos días revisaba el estudio Beyond ESG: From checklists to capabilities del McKinsey Global Institute (sept 25). Y aunque viene de un ángulo completamente distinto al regulatorio, termina señalando algo muy parecido: el sistema se volvió demasiado pesado para funcionar como debería.

Su análisis es claro: en la última década, las menciones públicas de ESG se multiplicaron por 54 y la inversión en negocios dedicados a medir sostenibilidad —desde herramientas de datos y trazabilidad hasta plataformas especializadas y proveedores de métricas— creció 37 veces.

Ese impulso creó un ecosistema entero de medición, que llevó a que una gran empresa promedio monitoree hoy cerca de 100 KPIs ESG, un 30 % más que en 2018.

Beyond ESG - McKinsey
Beyond ESG – McKinsey

McKinsey & Company lo llama inflación: inflación de indicadores, inflación de expectativas, inflación de equipos internos intentando cumplir un catálogo que nadie domina.

Y su frase clave es una que el sector necesitaba escuchar desde hace tiempo:

lo más transformador que hace una empresa no sucede en su reporte ESG, sino en su negocio

Según el estudio, de cada dólar de ingresos de una gran empresa, 83 centavos ya van a stakeholders: salarios, proveedores, consumidores, impuestos. La contribución principal ya está ahí. El reto nunca fue hacer más informes, sino hacer más con lo que ya hacemos.

Beyond ESG - McKinsey
Beyond ESG – McKinsey

El informe identifica 18 desafíos globales donde las empresas pueden generar impacto real. Pero no todas en todo. Cuando cruzan industrias y problemas, encuentran que cada empresa tiene potencial real en solo 1 a 3 temas, donde se cruzan los riesgos materiales que no puede ignorar, las capacidades reales con las que ya opera y las oportunidades de negocio que pueden acelerar soluciones.

Beyond ESG - McKinsey
Beyond ESG – McKinsey

Esto no convierte la sostenibilidad en un menú opcional ni en un acto de voluntad. Es exactamente lo contrario: es una disciplina estratégica, basada en riesgo, capacidades y modelo de negocio.

Dos mundos, un mismo diagnóstico

Europa y McKinsey no están coordinados, pero llegan al mismo sitio.

Europa dice: hemos creado demasiada burocracia. McKinsey dice: hemos creado demasiada dispersión.

Europa simplifica porque el sistema se estaba volviendo ingobernable. McKinsey advierte que “cuando todo importa por igual, nada importa lo suficiente”.

Ambos revelan una verdad incómoda: la sostenibilidad no se frenaba por falta de compromiso, sino por exceso de complejidad.

Cuando la sostenibilidad no vive en el negocio, se convierte en burocracia

En estos años vimos un patrón repetirse: ante la presión del ESG, muchas compañías resolvieron “contratar a alguien que lo atienda”, y ese alguien —normalmente capaz y comprometido— terminó atrapado en un rol ambiguo: con responsabilidad amplia, autoridad limitada y expectativas infinitas. Era la persona encargada de enlazar finanzas, operaciones, talento y comunicación, pero sin pertenecer del todo a ninguna de esas conversaciones donde realmente se decide.

El resultado fue predecible: más tareas que estrategia, más formularios que prioridades, más desgaste que impacto. La sostenibilidad empezó a vivirse como un ejercicio de cumplimiento, no de negocio.

La simplificación europea acelera el fin de ese modelo. Europa está diciendo, sin rodeos, que la sostenibilidad no puede seguir aislada en un rol periférico: debe integrarse en las capacidades del negocio, que es donde realmente cambian las cosas.

¿Y ahora qué…?

Viene una etapa distinta. Más sensata, más madura, menos espectacular… pero mucho más útil.

La sostenibilidad deja de ser un catálogo infinito y vuelve a ser una disciplina de decisiones claras. Cada empresa tendrá que identificar dónde su modelo genera derrame positivo, dónde están sus riesgos innegociables y dónde puede ser verdaderamente transformadora.

Europa abrió la puerta: menos burocracia, más estrategia. McKinsey ofrece el mapa: capacidades + riesgos + prioridades.

Y las empresas tienen la oportunidad de avanzar sin el peso muerto del “cumplir todo”.

Y mientras Europa hace este ajuste, en México entramos en una etapa distinta: 2025 es el primer año en que las nuevas Normas de Información de Sostenibilidad comienzan a incorporarse al marco contable nacional.

Es un buen momento para preguntarnos si queremos repetir el camino europeo de los últimos años —con su inflación de indicadores y su fatiga— o si aprendemos la lección a tiempo y entramos directamente en la etapa del foco estratégico y el impacto real.

Ajustes se vienen. Y la sostenibilidad seguirá su cauce natural: ser un camino de decisiones, no de plantillas; de capacidades, no de formularios; de impacto real, no de acumulación documental.

Y pues si. El ESG entra, por fin, en la etapa donde nunca debió dejar de estar: la de hacer lo que importa.


Edgar López Pimentel, es actualmente Director en Expok, ejerciendo su liderazgo día a día con pasión por la responsabilidad social y el desarrollo sustentable. Su labor ha contribuido significativamente al posicionamiento de empresas líderes en materia de responsabilidad social.

Su formación académica, enriquecida por programas de Alta Dirección de Empresas en el IPADE e IE Business School, así como una maestría en Responsabilidad Social Empresarial en la Universidad Anáhuac Norte, respaldan su liderazgo.

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