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Energía y Medio Ambiente

A los difíciles problemas de impulsar el crecimiento de la economía y mejorar la distribución del ingreso, se agrega el imperativo de revertir el deterioro del medio ambiente, que está llegando al punto de amenazar la supervivencia del ser humano.

El mundo del siglo XXI se enfrenta a una contradicción: necesita aumentar la producción de alimentos para hacer frente a las necesidades del crecimiento demográfico y a la demanda de algunas economías emergentes de Asia. Pero una mayor producción aumenta la combustión de energéticos que, a su vez, contamina el ambiente, sobrecalienta la atmósfera y altera el clima.

El origen del problema está en el modelo tecnológico seguido desde de la Revolución Industrial, basado en quema de combustibles fósiles, y en los retos tecnológicos y económicos de la transición hacia fuentes de energía limpias.

El cambio climático es un fenómeno mundial que exige respuestas de toda la comunidad internacional. Con este propósito, en 1992 se firmaron tres instrumentos en Río de Janeiro: el Tratado del Cambio Climático, la Convención sobre Diversidad Biológica y la Convención para Combatir la Desertificación. Pero ni estos acuerdos ni las posteriores reuniones bienales han logrado revertir el problema, ya que los grandes emisores de bióxido de carbono se resisten a las energías limpias —solar, eólica, geotérmica, hidráulica y bioenergía— tanto por sus altos costos como por los intereses de las grandes compañías petroleras.

Por el cambio climático, las inundaciones son cada vez más frecuentes y devastadoras y las heladas y sequías son más intensas. El Panel Intergubernamental del Cambio Climático dice que el problema empeorará, los costos se elevarán y algunas regiones serán cada vez más inhóspitas.

Por lo que se refiere a México, el panorama no es alentador. La dependencia de los hidrocarburos es de las más altas del mundo: según la Secretaría de Energía, el petróleo aporta el 62% de la energía primaria y el gas natural, el 29%. Sólo el 7% proviene de fuentes energéticas limpias.

Además, se ha manejado mal la industria petrolera. Los excesos en la explotación de Cantarell y la marcada insuficiencia de las inversiones en exploración, refinación e investigación disminuyeron las reservas y elevarán los costos de producción de hidrocarburos en próximos años.

Paralelamente, la presión de la población sobre los recursos naturales y la economía es creciente: en sólo 60 años se cuadruplicó la población y las políticas públicas mantienen a la economía estancada, con sus secuelas de desigualdad, pobreza e incapacidad del mercado interno para compensar la contracción de la demanda externa debida a la desaceleración de la economía estadunidense, a la que se destina 85% de nuestras exportaciones.

La economía mexicana continuará dependiendo del petróleo en el futuro previsible, y eso nos obliga a hacer un uso más eficiente de la energía y a adoptar una estrategia para desarrollar las energías limpias y reducir la emisión de gases.

México tiene gran potencial de geotermia en sitios que, además, son propicios para el turismo. Las tecnologías para su explotación son sencillas y las inversiones relativamente menores, sobre todo en aplicaciones pasivas como plantas desaladoras y procesos de secado de productos vegetales y animales. El calentamiento del agua para uso comercial y doméstico mediante la energía solar se ha explotado con éxito en muchos países europeos y es una opción en México.

Para desarrollar las energías limpias el gobierno tiene que impulsar proyectos piloto y brindar apoyo financiero y capacitación para nuevos proyectos, implementar programas de investigación aplicada y desarrollo tecnológico. La transición a las energías limpias pasa por la energía nuclear. Su desarrollo exige fuertes inversiones a largo plazo, liderazgo y credibilidad en el gobierno y, debido a la percepción de peligro que conlleva, requiere campañas de educación y comunicación.

Mientras México y el mundo sigan dependiendo de los combustibles fósiles deberán implementar sistemas de captura y confinamiento de carbono (CCC), viables en escala y costo. Estos sistemas serán más necesarios si, como esperamos, la economía superará el estancamiento de once años y retomará el crecimiento sustentable a largo plazo.

Fuente: Eluniversalmas.com.mx
Por: Francisco Rojas, coordinador de los diputados federales PRI.
Publicada: 27 de diciembre de 2011.

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