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El director del colegio más prestigioso de Reino Unido regaña a los padres por su ambición ciega

Richard Harman, director de un prestigioso colegio británico en el que la matrícula cuesta más de 34.000 euros al año, ha abierto el debate sobre los males de la ‘ambición parental’ al cuestionar “la insoportable presión académica que los padres ejercen sobre sus hijos”. Unas palabras pronunciadas durante su discurso de investidura como presidente de la Headmasters and Headmistresses Conference y que han trascendido mucho más allá del ámbito académico. Una actitud, dice, que responde a la única obsesión de que sus hijos logren estudiar el día de mañana en las mejores universidades del país, pero descuidando otros aspectos educativos más integrales y básicos para la vida.

Un problema cada vez más extendido en la sociedad y que, según alerta el responsable de esta conocida escuela de élite, está acabando con otros valores fundamentales y necesarios para enfrentarse a la vida. No es casual que la voz de alerta haya salido del director de la Uppingham School, un centro educativo fundado en 1584 sobre los pilares religiosos de la Iglesia de Inglaterra, cuyos objetivos formativos van más allá de buscar la excelencia académica para dotar a sus alumnos de otras herramientas que les permitan lograr un desarrollo personal y saber manejarse en todas las facetas de la vida.

Los niveles que está alcanzando la ‘ambición parental’ denunciada por Harman no solo dificultan el crecimiento personal de los adolescentes, sino que “les perjudica mucho a largo plazo”. La incapacidad para manejar el fracaso es la principal carencia que Harman cree que tendrá su alumnado. “En lugar de centrarse solo en los resultados académicos, los padres deberían ayudar a sus hijos a aprender a fracasar”, para así aprender de sus propios errores, ser más autosuficientes, ingeniosos, competentes y confiados.

Elogio del fracaso

Para el director del Uppingham School “las buenas notas en los exámenes son importantes, pero el clima de presión al que se les somete acaba mellándolos psicológicamente”, convirtiéndolos en personas frágiles que se derrumbarán fácilmente ante cualquier contratiempo. Una posibilidad que, añade, “debería preocuparnos cada vez más debido a la actual situación económica y las dificultades por las que atraviesa mercado laboral”.

Las críticas que Harman espetó ante un nutrido público entre el que se encontraban algunas de las familias londinenses más poderosas coinciden con las lanzadas por psicólogos y sociólogos desde hace tiempo, pero nunca antes habían tenido tanto eco mediático. Lo más reciente es una macroencuesta realizada por investigadores de la Universidad de Queensland (Australia) de la que se concluyó que los padres están criando a sus hijos en un “estado de indefensión e impotencia”. Algo que les generará dificultades en la vida adulta, pues “carecerán de los recursos emocionales necesarios para hacer frente al fracaso por ellos mismos”.

Para evitar caer en estos errores, desde diferentes asociaciones educativas se han elaborado distintas pautas prácticas dirigidas a los padres ante el fuerte incremento de este problema en los últimos años:

-No anticiparse a los errores para evitarlo. Analizar juntos lo que ha ocurrido, qué se ha hecho de forma correcta y qué se puede mejorar.

-Si necesita ayuda averiguar qué es lo que realmente demanda. Quizá lo que pida no coincida con el apoyo que se le iba a ofrecer.

-Permitir que se desenvuelvan solos, aunque tarden en hacer las cosas.

-Darle pequeñas responsabilidades a cumplir sin la necesidad de que, posteriormente, haya un adulto presente (recoger los juguetes, dejar la ropa en el cesto…).

-Favorecer sus relaciones sociales con los iguales para potenciar el desarrollo de su personalidad en otro contexto que no sea el familiar.

-Ante las situaciones de miedo, en lugar de evitarlas, hablarles de lo que va a pasar y transmitirles apoyo. De esta forma su ansiedad disminuirá.

-Protegerles de los peligros reales pero sin llegar al extremo de convertirles en unas personas miedosas.

Fuente: El Confidencial

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