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Almacenan bajo tierra dióxido de carbono

Si se quiere mantener al carbono fuera de la atmósfera, mucho de éste probablemente tendrá que ser inyectado en la tierra de donde fue extraído en la forma de carbón, petróleo o gas.

Ni siquiera el optimista más apasionado por la energía alternativa sugeriría que los combustibles fósiles desaparecerán pronto.

De modo que la captura y almacenamiento del carbono son esenciales para una política nacional de energía. El primer proyecto de almacenamiento a gran escala en Estados Unidos y Canadá, en las márgenes del Río Ohio en New Haven, Virginia Occidental, concluirá su misión pronto, con una inesperada buena noticia.

En un tipo de roca, el dióxido de carbono parece introducirse en los pequeños espacios abiertos con más facilidad que la proyectada, lo que significa que el trabajo puede ser más fácil que como se pensaba. Y a más de 800 kilómetros al oeste, cerca de Meredosia, Illinois, un proyecto más grande para tratar de inyectar carbono en un tipo de roca más común está en progreso.

«Hemos estado muy motivados», dijo Gary O. Spitznogle, gerente de ingeniería de captura y almacenamiento de carbono en American Electric Power, compañía que produce electricidad en 11 estados, principalmente mediante la combustión de carbón.

A finales del 2009, empezó a capturar dióxido de carbono de una porción de los gases del tiro en su planta de carbón Mountaineer en New Haven.

Con casi todo tipo de roca en la que podría inyectarse dióxido de carbono, el objetivo es hacer que este gas desplace al agua que se encuentra ahí, normalmente agua que no es potable. El proyecto cerca de Meredosia inyectará dióxido de carbono en piedra arenisca, una formación porosa encontrada en gran parte del subsuelo del medio oeste y otras partes de EU y Canadá.

Pero otra capa del subsuelo de Mountaineer es de un tipo diferente de roca, dolomita, que tiene poros más parecidos a los huecos de un queso suizo. En la dolomita, el dióxido de carbono resultó tener propiedades interesantes, de acuerdo con Spitznogle. Es más resbaloso que el agua salina que desplaza, explicó, y, como resultado, a medida que más dióxido de carbono era bombeado, y el espacio entre el gas y el agua salina se hacía más grande, el flujo se volvía más sencillo.

«El sistema está diseñado para alcanzar hasta 2 mil 800 libras por pulgada cuadrada, pero no hemos necesitado acercarnos tanto a esa presión», dijo. De hecho, el dióxido de carbono ha estado fluyendo a una presión de mil 500 a mil 800 libras por pulgada cuadrada. Debido a que cada libra adicional de presión significa más electricidad para hacer el trabajo, una presión menor significa que el almacenamiento será menos costoso. (El grueso del consumo de energía, sin embargo, se realiza en la etapa de separación).

No obstante, la prueba en Mountaineer es meramente un proyecto piloto.

Muchas organizaciones ambientales nacionales e internacionales están a favor del almacenamiento de carbono, aunque les preocupan los detalles. En algunos lugares ha habido oposición local.

Pero diversas partes del marco legal para el almacenamiento de carbono funcionan a la perfección.

En noviembre del 2010, Lisa P. Jackson, administradora de la Agencia de Protección Ambiental de EU, dio la aprobación final para una regulación que había estado en preparación durante tres años, creando una nueva clase de pozos para la inyección de dióxido de carbono. La norma cubre cómo los operadores deben estudiar la geología subyacente, construir el pozo, administrarlo, probar el flujo subterráneo, responder en una emergencia y tapar el pozo al terminar el trabajo.

Fuente: Reforma, suplemento The New York Times, p 5
Reportero: Todd Woody.
Publicada: 30 de abril de 2011.

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