La transición energética ya no se entiende sin tecnología, ni la revolución digital sin un enfoque claro de sostenibilidad. En ese punto de cruce se ubica la nueva alianza entre Microsoft e Iberdrola, una colaboración que busca responder a uno de los grandes dilemas actuales: cómo escalar la inteligencia artificial sin disparar el impacto ambiental del consumo energético.
El acuerdo no surge en el vacío. La expansión acelerada de centros de datos, impulsada por la IA, ha puesto presión sobre los sistemas eléctricos a nivel global. Frente a este escenario, ambas compañías apuestan por un modelo que combine innovación, descarbonización y eficiencia operativa, con la intención de demostrar que el crecimiento tecnológico puede —y debe— alinearse con los objetivos climáticos.
Energía solar e IA como binomio estratégico
De acuerdo con edie, la colaboración contempla que Iberdrola amplíe el uso de soluciones digitales de Microsoft, particularmente su plataforma Azure para servicios de nube y computación. A esto se suma la implementación continua de Microsoft Copilot, un asistente de IA que apoyará procesos internos clave.
De acuerdo con la compañía energética, la inteligencia artificial se utilizará para reforzar la seguridad operativa y optimizar los procesos de cumplimiento normativo. Esto permite reducir riesgos, mejorar la trazabilidad y fortalecer la gobernanza, aspectos cada vez más relevantes para empresas con compromisos ASG sólidos.

Electricidad renovable para una infraestructura digital en expansión
En el ámbito de la generación limpia, Microsoft adquirirá electricidad de dos parques eólicos terrestres de Iberdrola en España: Iglesias, con una capacidad de 70 MW, y El Escudo, de 105 MW. Ambos proyectos se encuentran en fase de finalización y reforzarán el suministro renovable de la tecnológica.
Estas compras no están sujetas a un calendario rígido, lo que otorga flexibilidad operativa. Al mismo tiempo, permiten asegurar que el crecimiento de la infraestructura digital se apoye en fuentes de energía sin emisiones de carbono desde su origen.
Energía solar e IA en la ruta hacia el 100/100/0
Microsoft trabaja con un objetivo energético ambicioso conocido como 100/100/0: cubrir el 100% de su consumo eléctrico, el 100% del tiempo, con energía libre de carbono para 2030. Como paso intermedio, busca que para finales de 2025 todos sus edificios y centros de datos a nivel global operen con energía renovable.
Este compromiso adquiere mayor relevancia si se considera que, según su último informe de sostenibilidad, el consumo energético de la compañía aumentó un 168% interanual, impulsado principalmente por la expansión de la IA. Aun así, logró reducir su huella de carbono en un 1,8%, evidenciando la complejidad —y la urgencia— del reto.
Un historial de colaboración que ya genera impacto
La relación entre ambas empresas no es nueva. Microsoft ya participa en tres acuerdos de compra de energía renovable (PPA) a través de Avangrid, filial estadounidense de Iberdrola. Estos contratos han respaldado el desarrollo de parques solares en Ohio y California, así como un parque eólico terrestre en Washington.
Estos proyectos no solo incrementan la capacidad renovable instalada, sino que envían una señal clara al mercado sobre el papel que las grandes corporaciones pueden jugar en la aceleración de la transición energética.
Más allá de los PPA: innovación para centros de datos sostenibles
El acuerdo también abre la puerta a explorar otras soluciones energéticas de Iberdrola, como el hidrógeno verde, el almacenamiento mediante baterías y la reutilización del calor residual de los centros de datos. Estas alternativas apuntan a resolver uno de los desafíos menos visibles, pero más críticos, de la digitalización.

Integrar estas tecnologías permitiría mejorar la eficiencia energética de infraestructuras intensivas en consumo, al tiempo que se reducen costos y emisiones en el largo plazo, fortaleciendo la resiliencia del sistema.
Un compromiso compartido con la descarbonización total
Desde Iberdrola, su director de negocio de clientes, Aitor Moso, ha subrayado el compromiso mutuo de combinar el crecimiento del consumo eléctrico con una descarbonización completa. La declaración refleja una visión estratégica que reconoce que el desarrollo económico y la acción climática deben avanzar en paralelo.
Para Microsoft, el desafío es mayúsculo. En 2020 se fijó la meta de convertirse en una empresa carbono negativa para 2030 y posteriormente reforzó su enfoque en la protección de ecosistemas. Como señaló su directora de sostenibilidad, Melanie Nakagawa, construir la economía de la IA del futuro va de la mano con gestionar la sostenibilidad con el mismo rigor que cualquier otra prioridad de negocio.
La alianza entre Microsoft e Iberdrola muestra cómo las grandes corporaciones pueden redefinir la relación entre tecnología y energía. Al integrar soluciones digitales avanzadas con generación renovable, el acuerdo ofrece una hoja de ruta concreta para enfrentar los impactos ambientales del crecimiento exponencial de la IA.
Más allá de los megavatios y las plataformas tecnológicas, este caso plantea una pregunta clave para el sector empresarial: ¿es posible escalar la innovación sin comprometer los límites del planeta? La apuesta conjunta sugiere que sí, siempre que la sostenibilidad deje de ser un complemento y se convierta en el eje de la estrategia.







