La industria de la moda vive un momento decisivo. En agosto de 2025, Vogue sorprendió al incluir en su edición impresa un anuncio de Guess protagonizado por una modelo creada completamente con inteligencia artificial (IA). Esta imagen hiperrealista, diseñada para emular la perfección, desató un intenso debate que va más allá del marketing: cuestiona los límites éticos del uso de IA y su impacto en el trabajo humano dentro del sector.
De acuerdo con un artículo del portal Emprendedor, lo que podría haber sido un simple avance tecnológico se convirtió en una polémica global. Críticos, activistas y profesionales de la moda se preguntan si el anuncio de Guess con IA está reforzando estándares irreales de belleza y erosionando las oportunidades laborales para modelos reales. La campaña parece abrir una brecha entre innovación y responsabilidad social, justo cuando la industria aún lucha contra el photoshop y la presión por la perfección.
El origen del anuncio de Guess con IA: creación y controversia
La modelo que protagoniza el anuncio de Guess con IA no es humana. Fue diseñada por la agencia Seraphinne Vallora, con un equipo de cinco personas durante un mes, buscando recrear la imagen idealizada de las supermodelos de los años 90, como Claudia Schiffer. El resultado es una mujer rubia de rasgos simétricos, piel perfecta y estilo impecable, un avatar casi imposible de distinguir de una persona real.
Sin embargo, esta “perfección” fue recibida con críticas inmediatas. La ausencia de transparencia en el anuncio —solo una pequeña leyenda señala su origen digital— generó acusaciones de publicidad engañosa. Usuarios en redes sociales y expertos en salud mental advirtieron sobre el peligro de promover cánones inalcanzables que afectan la autoestima y salud mental de muchas personas.
Sara Ziff, fundadora de Model Alliance, alertó sobre la amenaza laboral: “La IA puede ser innovadora, pero debe haber protecciones para los trabajadores”. Mientras tanto, las creadoras defienden su trabajo señalando que no es distinto de usar supermodelos retocados digitalmente, un estándar ya aceptado.
Un negocio millonario detrás de las modelos virtuales
El anuncio de Guess con IA es parte de una tendencia que gana fuerza en la moda y publicidad. La producción de modelos virtuales puede costar desde 100,000 hasta casi un millón de dólares, cifra que crece con la demanda de marcas que buscan ahorrar en costos de producción y evitar controversias con celebridades.
Sin embargo, la transparencia sigue siendo la asignatura pendiente. A diferencia de influencers digitales como Lil Miquela, cuyo carácter virtual es explícito, el anuncio de Guess con IA optó por una señalización mínima, generando desconfianza en el consumidor. Esta falta de claridad puede afectar la reputación de las marcas y poner en jaque la relación de confianza con sus audiencias.
Además, la falta de diversidad en estas creaciones virtuales es preocupante. Las fundadoras de Seraphinne Vallora admiten que sus modelos morenas reciben menos atención en redes, reflejando cómo los algoritmos perpetúan cánones de belleza excluyentes. Esto abre un llamado urgente a la regulación y responsabilidad social dentro de la innovación tecnológica.
¿El fin de las modelos humanas? Reflexiones sobre el futuro laboral
El debate provocado por el anuncio de Guess con IA también toca una cuestión fundamental: ¿qué futuro espera a las modelos humanas? Desde 2023, el auge de desfiles con modelos virtuales, concursos de belleza para avatares y la presencia masiva de influencers digitales señalan una transformación profunda en la industria.
Algunos defienden que la IA agiliza procesos y reduce costos, pero voces reconocidas, como la exeditora de Vogue Anna Wintour, defienden el valor insustituible del toque humano. Sin imágenes reales, argumentan, la moda perdería su esencia y alma, esa conexión que solo lo auténtico puede generar.
La industria está ante un dilema: adoptar plenamente la IA puede ser rentable, pero puede también deshumanizar un sector que vive de la creatividad y la diversidad humana. Por eso, modelos y trabajadores piden protecciones laborales y transparencia para evitar que la tecnología se convierta en un arma contra ellos.
Ética digital e inclusión: retos que el anuncio de Guess con IA pone sobre la mesa
El anuncio de Guess con IA evidencia que la innovación tecnológica no puede desvincularse de la ética y la inclusión. El sector moda ya tiene cicatrices por el abuso del photoshop y la imposición de cánones poco realistas; la IA puede agravar esos problemas si no se regula.
Por eso, especialistas en responsabilidad social exigen que la industria establezca reglas claras para el uso de IA. No se trata solo de proteger empleos, sino también de garantizar que la diversidad cultural y corporal sea respetada, y que las audiencias reciban mensajes honestos y responsables.

Esta crisis es una oportunidad para repensar cómo se construyen los estándares de belleza y para fortalecer un modelo de negocio que integre innovación con valores sociales, promoviendo un futuro más justo y plural en la moda.
La presión social y la demanda de transparencia en la era digital
La polémica alrededor del anuncio de Guess con IA refleja una sociedad cada vez más exigente con la transparencia y la responsabilidad de las marcas. El consumidor moderno demanda autenticidad y está menos dispuesto a aceptar mensajes engañosos o manipulaciones no declaradas.
Marcas que no comuniquen claramente el uso de tecnología en sus campañas arriesgan perder credibilidad y lealtad. Este fenómeno está llevando a que la industria de la moda contemple regulaciones específicas para evitar la publicidad engañosa y para proteger a trabajadores y consumidores.
El caso de Guess se convierte en un llamado de atención para que las empresas de moda se adapten a una nueva era, donde innovación y ética deben ir de la mano para construir confianza y legitimidad en el mercado global.
El anuncio de Guess con IA marca un antes y un después en la industria de la moda. Su impacto trasciende la polémica estética para tocar temas profundos de ética, trabajo y responsabilidad social. La tecnología abre infinitas posibilidades, pero también exige un compromiso claro para proteger la dignidad humana y la diversidad.
El futuro de la moda no puede construirse sobre belleza irreal y exclusión; debe ser un espacio donde la innovación respete los derechos y las realidades de quienes la hacen posible. Solo así podrá la industria equilibrar el brillo de lo digital con la autenticidad del mundo real.







