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¿Crisis reputacional?: Patrocinador del Barça relacionado con influencer acusado de explotación sexual

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El FC Barcelona vuelve a estar en el centro de la controversia tras anunciar un nuevo acuerdo de patrocinio que desató una ola de indignación pública. Luego de que el club firmó una alianza con Zero Knowledge Proof (ZKP), una plataforma vinculada en redes sociales al influencer Andrew Tate, acusado de explotación sexual, violación y trata de personas. Tras el anuncio, el Barça enfrenta críticas por una asociación que, lejos de fortalecer su imagen, la expuso a una crisis reputacional de alto impacto.

Tate, conocido como una figura autodeclarada misógina, promotora de discursos de odio y aliada de personajes políticos ultraconservadores, ha promocionado a ZKP en diversas ocasiones, un hecho que suscitó la indignación pública. 

Barça enfrenta críticas por su nueva alianza con ZKP

El anuncio del Barça sobre su asociación con ZKP, una plataforma afincada en un paraíso fiscal y con escasa actividad verificable en redes sociales, despertó dudas inmediatas. La alianza, valuada en 22 millones de dólares, presentó señales de alerta desde el inicio: cuentas con pocos seguidores, una actividad digital poco transparente y la promoción directa por parte de Andrew Tate, un personaje con graves imputaciones por violencia sexual. Naturalmente, el Barça enfrenta críticas al haberse vinculado indirectamente con un influencer de reputación extremadamente negativa.

Andrew Tate, exluchador y creador de contenido, ha construido una imagen pública basada en misoginia explícita, discursos de odio y apología de la violencia. Tate ha sido acusado formalmente de violación, trata de personas, explotación de menores y otros delitos sexuales tanto en Rumania como en otros contextos. Él mismo declaró que se mudó a ese país porque “no persiguen los casos de abuso sexual”, una frase que evidencia su desprecio por las víctimas. A pesar de múltiples bloqueos en redes sociales, continúa influenciando a millones de jóvenes y difundiendo mensajes dañinos.

Cuando Tate publicó un video promocionando ZKP, y la plataforma lo replicó, el vínculo entre el nuevo patrocinador y el influencer se volvió evidente. La indignación creció entre aficionados, especialistas y medios: ¿cómo un club con la relevancia global del Barça no advirtió estas conexiones? En consecuencia, el Barça enfrenta críticas que cuestionan directamente su gestión de riesgos reputacionales y su ética corporativa.

El rechazo público se intensificó al conocerse la escasa transparencia de ZKP y su estrategia de promoción a través de figuras altamente polémicas. La asociación fue percibida como una falta grave de responsabilidad social corporativa, especialmente considerando la influencia global del club y su rol como actor social relevante.

La respuesta del Barça ante el escándalo

Tras el estallido de la polémica, la presión pública obligó al FC Barcelona a emitir un comunicado para intentar contener la crisis reputacional. En el documento, el club afirmó no tener “vinculación alguna” con el token anunciado por ZKP y negó cualquier participación en su creación, promoción o gestión. Según el comunicado, dicho activo digital no forma parte del acuerdo firmado, y el club insistió en que no utiliza la tecnología asociada al token.

El texto buscó distanciar al Barcelona de prácticas no pactadas por la compañía, enfatizando que el club se mantiene comprometido con la transparencia institucional. Sin embargo, el comunicado omitió por completo la relación entre ZKP y Andrew Tate, lo que dejó sin resolver la inquietud central del debate. Al evitar mencionar a Tate, el Barça enfrenta críticas por comunicar solo parcialmente lo ocurrido, alimentando percepciones de opacidad.

Si bien el club intentó deslindarse del token y de cualquier actividad no prevista contractualmente, la omisión respecto a la reputación del influencer envuelto en la controversia generó más preguntas que respuestas. En el entorno actual, donde la transparencia es un valor fundamental, la reacción del Barça fue vista como insuficiente por una audiencia cada vez más exigente en materia de responsabilidad corporativa.

La crisis también evidenció que la gestión reputacional debe anticiparse a las controversias y no reaccionar únicamente cuando estas se viralizan. En este sentido, la respuesta tardía y parcial del club contribuyó a que el Barça enfrenta críticas más profundas sobre su cultura interna de ética corporativa.

Barça enfrenta críticas

Reputación corporativa: la importancia de elegir bien a los socios

Este caso muestra un principio clave: elegir adecuadamente a los socios comerciales, especialmente en clubes con presencia global, es fundamental para la sostenibilidad corporativa. En un entorno donde los consumidores valoran la ética empresarial tanto como los resultados deportivos, una asociación con actores polémicos puede tener impactos duraderos y perjudiciales. Para un club del tamaño del Barcelona, la responsabilidad social no es opcional; es una exigencia permanente.

Hoy, tanto inversionistas como aficionados evalúan las relaciones corporativas a la luz de las relaciones e impactos sociales y ambientales. Un patrocinador con vínculos a discursos misóginos o actividades ilegales daña no solo la marca, sino la legitimidad social de la institución. Por ello, especialistas en reputación corporativa advierten que la debida diligencia reputacional ya no es un complemento, sino un mecanismo central en la toma de decisiones.

La presión social también ha modificado la forma en que las organizaciones construyen confianza. Las alianzas ya no pueden basarse solo en aportes económicos, sino en la coherencia entre el discurso institucional y las prácticas reales. Un club que promueve valores de respeto, diversidad o inclusión no puede asociarse con una figura como Andrew Tate sin enfrentar costos importantes.

En este contexto, lo sucedido demuestra que la sostenibilidad corporativa depende de relaciones responsables y de la capacidad para anticipar riesgos sociales. La polémica confirma que el Barça enfrenta críticas precisamente porque falló en esta evaluación inicial.

Un historial que se repite: ¿mala suerte o mala gestión?

La controversia con ZKP no es un caso aislado. En los últimos meses, el FC Barcelona ha tomado decisiones de patrocinio que han provocado nuevas tensiones con organizaciones sociales y sectores económicos. El acuerdo con el gobierno de la República Democrática del Congo, duramente cuestionado por Amnistía Internacional debido a violaciones graves de derechos humanos, desató fuertes críticas sobre la ética del club. La frase fue contundente: “el deporte no puede ser un escaparate para blanquear violaciones de derechos humanos”.

Poco después, el patrocinio con Uber encendió aún más la polémica. El sindicato Élite Taxi denunció que las plataformas VTC asociadas con la empresa han pagado millones en sanciones por prácticas ilegales en Cataluña. Esta alianza afectó la relación del club con sectores locales y volvió a mostrar una desconexión entre los valores del Barça y sus decisiones comerciales.

Sumado a esto, la alianza con ZKP refuerza la percepción de una estrategia de patrocinadores guiada por urgencias financieras más que por criterios éticos. En conjunto, estos casos plantean dudas sobre la gobernanza interna del club y ponen en tela de juicio su capacidad para evaluar riesgos reputacionales complejos.

Si estas decisiones se repiten, el Barça enfrenta críticas crecientes que podrían erosionar de forma permanente su legitimidad, especialmente frente a audiencias que exigen responsabilidad social y coherencia institucional.

Barça enfrenta críticas

Reputación en riesgo: el costo de ignorar la responsabilidad social

El caso ZKP expone con claridad cómo las decisiones mal evaluadas pueden desencadenar una crisis reputacional profunda. Un club con la influencia global del Barcelona no puede desatender la calidad ética de sus socios comerciales sin pagar un costo social significativo. En un mundo donde la reputación corporativa es un activo estratégico, ignorar estos riesgos no solo daña la imagen de la institución, sino la confianza que deposita en ella la sociedad.

Hoy más que nunca, las organizaciones deben asumir que la sostenibilidad empresarial depende de la transparencia, la diligencia ética y la coherencia entre valores y alianzas. Si el Barcelona aspira a mantener su liderazgo global, deberá replantear su estrategia de patrocinios y fortalecer sus mecanismos internos de evaluación, especialmente ahora que el Barça enfrenta críticas que difícilmente se disiparán sin cambios estructurales reales.

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