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De lo moral a lo material: cómo el 4.1 % del PIB mexicano cambia la conversación climática

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Por Edgar López

Durante años, el tema ambiental en México se debatió en clave moral: “hay que cuidar el planeta”, “es responsabilidad de todos”, “pensemos en las futuras generaciones”. Todo eso está bien. Pero no mueve presupuestos ni consejos de administración.

Lo que sí los mueve es esto: México pierde cada año 1 billón 382 mil millones de pesos —el 4.1 % del PIB— por agotamiento de recursos y degradación ambiental (INEGI, Cuentas Económicas y Ecológicas de México 2024). Eso es más del doble del crecimiento económico de todo 2024 (1.9 % estimado). En términos simples: trabajamos un año entero para pagar la factura de haber destruido nuestros propios activos naturales.

conversación climática
El Financiero – 2 dic 2025

Un desglose rápido para que duela más:

  • 833 mil millones por contaminación del aire (2.5 % del PIB solo por respirar aire tóxico).
  • 144 mil millones por agotamiento de agua subterránea, petróleo y madera.
  • 69 mil millones por aguas residuales sin tratar.
  • 133 mil millones por basura mal manejada.

Cuando el daño cruza el umbral del 4 % del PIB, la conversación cambia de raíz y se vuelve brutalmente concreta.

Ya no se discute si el cambio climático “existe”. Ahora se discute:

  • ¿Cuánto va a perder la planta de Querétaro si vuelve la sequía del norte?
  • ¿Por qué la aseguradora subió 38 % la prima en Villahermosa?
  • ¿Por qué el banco rechazó un crédito porque la fábrica está en zona de estrés hídrico según CONAGUA?
  • ¿Por qué Walmart o FEMSA enviaron cartas de “última advertencia” a proveedores sin huella de carbono verificada?

Y todo esto ya está pasando hoy —sin esperar a la próxima COP ni a la próxima administración—:

  • Aseguradoras como GNP, AXA y Qualitas aplican sobreprimas de 20–50 % o exclusiones en zonas con riesgo climático.
  • Bancos como BBVA, Banorte y Santander integran indicadores del CEEM y mapas de riesgo de la CRE y CONAGUA en sus modelos crediticios.
  • Empresas como Cemex, Bimbo, Grupo Modelo o FEMSA descalifican proveedores sin planes de agua o metas de emisiones validadas.
  • Comités de riesgo de empresas del IPAB y del IPC ya incluyen la “exposición física y de transición climática” junto al dólar y la tasa.

El mercado está haciendo el trabajo que ninguna ley ni discurso logró en 30 años.

Y el impacto no se limita a las finanzas: actúa como un vector que transforma las demás conversaciones organizacionales.Temas como propósito, RSC, cultura o valor compartido —antes impulsados más por convicción o presión reputacional— hoy se alinean a métricas, riesgos y desempeño real. Cuando el riesgo es estructural, reconfigura los sistemas de decisión.

La mayor ironía —y quizá la mejor señal de cambio real— es que ninguna cumbre, GRI, ISO o discurso inspirador logró jamás lo que hoy logra una línea en el estado de resultados.

Por eso, en México, la sostenibilidad ya no avanza por convicción, sino por impacto: está dejando el discurso moral para convertirse en un tema de supervivencia empresarial y macroeconómica. Ya no la empujan los activistas. La empujan los actuarios, los CFO, los gerentes de riesgo y los compradores de las multinacionales.

Y cuando el cambio depende del bolsillo —no de la buena voluntad— se vuelve imparable.

¿Tu empresa ya cuantifica cuánto de esos 1.4 billones de pesos les está pagando en mayores costos, primas, interrupciones, pérdida de productividad, restricciones de crédito o proveedores descalificados?

Si no lo saben, lo estás pagando igual. Y cuando por fin lo sepan, la pregunta ya no será si van a actuar… sino cuánto tiempo más puedes permitirse seguir fingiendo que esto no te afecta.

¡Salud!


Edgar López Pimentel, es actualmente Director en Expok, ejerciendo su liderazgo día a día con pasión por la responsabilidad social y el desarrollo sustentable. Su labor ha contribuido significativamente al posicionamiento de empresas líderes en materia de responsabilidad social.

Su formación académica, enriquecida por programas de Alta Dirección de Empresas en el IPADE e IE Business School, así como una maestría en Responsabilidad Social Empresarial en la Universidad Anáhuac Norte, respaldan su liderazgo.

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