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Casi el 20% de las empresas mexicanas sigue sin mujeres en puestos de liderazgo

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El panorama corporativo mexicano avanza, pero lo hace con pasos pequeños que contrastan con la urgencia del contexto global. Mientras más empresas hablan abiertamente de diversidad y sostenibilidad, las cifras revelan que la desigualdad en la toma de decisiones sigue profundamente arraigada. En un entorno donde la reputación, la competitividad y el talento dependen cada vez más de políticas incluyentes, los rezagos se vuelven difíciles de ignorar.

El reporte 2025 “Mujeres en empresas”, desarrollado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) junto con Kiik Consultores, dibuja con claridad esta dualidad. Aunque cerca de 200 compañías listadas en las bolsas nacionales ya integran mujeres en sus consejos o en posiciones de alta dirección, estos avances apenas mueven la aguja. Según el propio IMCO…

México podría tardar hasta el año 2043 en alcanzar una paridad efectiva en los órganos de decisión.

Persisten las brechas para mujeres en puestos de liderazgo

De acuerdo con Forbes, a pesar de los esfuerzos del sector empresarial por adoptar criterios de equidad, todavía el 19% de las empresas mexicanas no tiene una sola mujer en su consejo de administración. Este dato no solo refleja un problema de representación, sino también de gobernanza y competitividad. La falta de diversidad limita la capacidad de las organizaciones para innovar y enfrentar mercados cada vez más complejos.

El mismo reporte advierte que un 13% de compañías tampoco incluye mujeres en otras direcciones estratégicas. La presencia de consejeras independientes sigue siendo mínima, con apenas 5.5% del total. Estas cifras revelan una estructura corporativa que sigue inclinada hacia modelos tradicionales que frenan la evolución hacia una economía más inclusiva.

Alta dirección: avances visibles, pero aún insuficientes

Las posiciones ejecutivas más altas siguen representando el mayor desafío. Las mujeres ocupan únicamente el 3% de las direcciones generales en México, cifra que evidencia la enorme distancia que aún debe recorrerse. Aunque hay una ligera mejora en áreas como las direcciones financieras, donde alcanzan el 15%, el contraste con la distribución masculina continúa siendo profundo.

En el ámbito jurídico, la representación llega al 26%, uno de los rubros con mayor crecimiento. Sin embargo, este avance de entre 5 y 7 puntos porcentuales respecto a 2024 no es suficiente para revertir décadas de exclusión estructural. Las organizaciones requieren esfuerzos sostenidos para que estos incrementos no sean excepciones, sino parte de una tendencia sostenida en todo el ecosistema empresarial.

El desafío cultural detrás de las mujeres en puestos de liderazgo

La brecha de género no se explica únicamente por números: detrás existe una cultura empresarial que aún privilegia perfiles tradicionales para roles de decisión. Las expectativas sociales, los sesgos inconscientes y la falta de políticas que promuevan trayectorias equitativas continúan frenando la participación femenina. La combinación de estas barreras impide que el talento de miles de profesionales llegue a su máximo potencial.

Además, la falta de referentes en posiciones clave dificulta que nuevas generaciones visualicen un camino posible hacia la alta dirección. Para que las mujeres en puestos de liderazgo avancen, se requieren modelos visibles, procesos claros de sucesión y una cultura que valore no solo la paridad, sino la innovación que surge de equipos diversos.

Innovación, competitividad y talento: lo que México está perdiendo

Las empresas que han integrado mujeres en sus órganos de decisión reportan beneficios sustentados en datos: mayor innovación, análisis de riesgo más completo y mejores prácticas de gobernanza. Sin embargo, estas historias aún no se replican lo suficiente. La lenta integración femenina no solo representa un asunto de justicia social, sino también una pérdida estratégica para la economía mexicana.

El reto también toca a los sectores inversores, que cada vez exigen mayores estándares de sostenibilidad y diversidad. Para consolidar un ecosistema empresarial competitivo, las organizaciones deberán acelerar mecanismos de inclusión. Solo así podrán atraer talento diverso y adaptarse a un entorno global que premia culturas laborales alineadas con los derechos y expectativas de sus colaboradores, especialmente en temas como mujeres en puestos de liderazgo.

El avance hacia la igualdad en el liderazgo corporativo mexicano está en marcha, pero su ritmo actual no es suficiente para transformar el panorama dentro de un plazo razonable. La evidencia señala que las empresas que apuestan por la diversidad obtienen mejores resultados, y sin embargo, una parte importante del sector sigue operando bajo estructuras que perpetúan la desigualdad. Este rezago no solo afecta a las mujeres, sino a la competitividad del país.

Para cerrar estas brechas, será indispensable combinar políticas claras, voluntades firmes y una mirada estratégica hacia el futuro. La inclusión de mujeres en los consejos y direcciones no debe entenderse como una obligación reputacional, sino como un motor de innovación y sostenibilidad. México tiene la oportunidad de acelerar esta transformación, y el momento de hacerlo es ahora.

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