Un estudio reciente de Climate Analytics advierte que las 66 empresas de combustibles fósiles más contaminantes son responsables de entre 40.500 y 77.600 millones de dólares necesarios para financiar la tecnología de captura y eliminación de carbono (DACCS) hasta 2070. Esto representa una porción significativa del total estimado a nivel mundial, de alrededor de 250.000 millones de dólares. La investigación sugiere que quienes más han contribuido a la crisis climática deberían asumir la carga económica de limpiar la atmósfera que han dañado.
La autora principal del informe, Dalia Kellou, asegura que:
“Basándonos en los principios de justicia climática, las empresas que más contribuyeron a la crisis climática también deberían ser responsables de invertir en soluciones. Esto incluye financiar las inversiones iniciales necesarias para que las tecnologías de eliminación de carbono sean viables”.
La propuesta coloca la responsabilidad directamente sobre los grandes emisores, impulsando un debate sobre equidad y sostenibilidad empresarial.

Inversión necesaria y principales responsables
Según el estudio, los diez principales emisores asumirían más de la mitad de los costos iniciales de inversión en DACCS. ExxonMobil tendría que aportar 2.800 millones de dólares; Shell, 2.500 millones; y BP, 2.200 millones. Estas cifras reflejan que un grupo reducido de empresas concentra la mayor parte de la responsabilidad histórica en emisiones de CO2.
DACCS, aunque prometedora, sigue siendo costosa y no está lista para implementarse a gran escala. Se estima que se requieren 32.000 millones de dólares para superar la fase inicial de desarrollo, con un coste de escalamiento de aproximadamente 100 dólares por tonelada de CO2 eliminada. La inversión necesaria resalta la importancia de que los grandes emisores contribuyan financieramente a la transición hacia tecnologías limpias.
Además, los autores del estudio señalan que esta inversión debe complementarse con recortes rápidos de emisiones dentro de las mismas compañías. Sin acciones internas de descarbonización, los costos de la eliminación de carbono podrían duplicarse, aumentando significativamente la presión sobre los gobiernos y la sociedad.
El informe concluye que la eliminación de carbono no puede considerarse opcional: es un componente crítico para alcanzar la meta de cero emisiones netas y evitar impactos climáticos irreversibles.

La escala de la eliminación de carbono
Actualmente, la eliminación de carbono genera alrededor de dos gigatoneladas de CO2 al año, principalmente mediante soluciones naturales como forestación, reforestación y secuestro de carbono del suelo. Sin embargo, las emisiones globales alcanzan aproximadamente 40 gigatoneladas anuales. Para lograr cero emisiones netas, la implementación de tecnologías como DACCS se vuelve inevitable.
El informe de Allied Offsets estima que alcanzar la eliminación de carbono a escala global podría requerir entre 1,3 y 6 billones de dólares en inversiones. Para 2050, se espera que las eliminaciones globales lleguen a entre 5 y 22 gigatoneladas de CO2 por año, dependiendo de la estrategia adoptada. La magnitud de la inversión refleja la urgencia de asignar responsabilidades a quienes históricamente han contaminado más.
La investigación subraya que la eliminación de carbono no es un reemplazo de la reducción de emisiones, sino un complemento indispensable. Sin esta combinación de mitigación y captura, las metas climáticas del Acuerdo de París son inalcanzables.
Expertos en política climática coinciden en que responsabilizar económicamente a las empresas fósiles por la eliminación de carbono podría acelerar la innovación tecnológica y fomentar una transición más justa hacia energías limpias.
Responsabilidad empresarial y justicia climática
El estudio propone un enfoque de justicia climática: quienes más han contribuido a la crisis deben asumir costos proporcionales a su responsabilidad. Este principio va más allá de la ética corporativa, entrando en el terreno de la política pública y la regulación ambiental.
El caso de los principales emisores muestra que la mayoría de los costos recaen en pocas empresas. Esto plantea un argumento sólido para que los gobiernos implementen impuestos climáticos, créditos fiscales vinculados a la DACCS o esquemas de responsabilidad extendida. De lo contrario, la sociedad en su conjunto asumiría la factura.
Además, la responsabilidad empresarial no se limita al financiamiento. Las empresas deben combinar inversión en tecnologías de eliminación de carbono con recortes internos de emisiones, transparencia en sus reportes y compromiso con la transición energética.
Kellou advierte que “no es suficiente con reducir emisiones gradualmente; las soluciones de eliminación de carbono deben recibir inversión inmediata para que sean viables y efectivas”. Este enfoque podría redefinir la manera en que las empresas fósiles contribuyen a la sostenibilidad global.

Beneficios a largo plazo de la DACCS
La implementación de la DACCS ofrece ventajas económicas y sociales además de ambientales. Al invertir en eliminación de carbono, las empresas pueden generar empleo en sectores de tecnología limpia y reforzar su reputación en responsabilidad social corporativa.
A nivel global, esta inversión reduce riesgos climáticos y mitiga daños futuros, lo que se traduce en menores costos de adaptación y resiliencia para los países más vulnerables. Además, promueve la innovación tecnológica en energías limpias y captura de CO2, potenciando cadenas de valor más sostenibles.
Para las empresas, asumir la carga de la eliminación de carbono también representa una oportunidad de liderazgo en sostenibilidad. Las compañías pioneras podrían establecer estándares industriales y obtener ventajas competitivas al alinearse con la transición hacia cero emisiones netas.
Finalmente, la DACCS contribuye a cumplir los objetivos del Acuerdo de París y a mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C. Su inversión no es solo una obligación ética, sino un paso estratégico hacia un futuro más seguro y estable para todos.
De la responsabilidad histórica a la acción concreta
El estudio de Climate Analytics deja claro que las empresas fósiles deben asumir un rol activo en la financiación de la eliminación de carbono. La responsabilidad histórica no puede seguir ignorándose, y estas compañías tienen la capacidad económica de liderar la transición hacia un planeta más limpio.
El camino hacia cero emisiones netas depende tanto de la reducción de emisiones como de la inversión en tecnologías de captura y eliminación de CO2. La eliminación de carbono se presenta no solo como un imperativo ambiental, sino como un deber ético y social de quienes han contribuido más a la crisis climática global.







