La empresa italiana Ferrero ha anunciado una inversión de 20 millones de euros con el objetivo de transformar la cadena de valor del cacao y enfrentar uno de sus problemas más graves: el trabajo infantil. Según información del portal edie, esta iniciativa se desarrollará en colaboración con Save the Children y la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS), para implementarse en las regiones de Haut Sassandra y Montagnes en Costa de Marfil hasta el año 2030.
Este proyecto busca atender las causas estructurales que propician la explotación de menores en el sector cacaotero, incluyendo la pobreza, la falta de acceso a la educación y la debilidad de los sistemas de protección infantil. Al sumar esfuerzos públicos y privados, la estrategia representa un compromiso firme para erradicar el trabajo infantil en una industria históricamente marcada por esta práctica.
Un proyecto que aborda las causas de raíz
El programa retoma un piloto iniciado en 2017 por Save the Children con el respaldo de Ferrero, que mostró resultados alentadores en comunidades vulnerables. Ahora, con una inversión mayor y un horizonte más amplio, la empresa busca consolidar un modelo de intervención integral que trascienda acciones aisladas.
Entre las medidas previstas destacan la mejora en el acceso a escuelas y servicios de salud, el fortalecimiento del registro civil para proteger la identidad de los niños, así como el impulso a emprendimientos liderados por mujeres en las comunidades agrícolas. Estas acciones buscan atacar las causas profundas del problema.
Un elemento clave será promover fuentes de ingresos alternativos para las familias agricultoras, reduciendo la dependencia exclusiva del cacao. Al diversificar la economía familiar, se disminuye la necesidad de involucrar a menores en tareas agrícolas.
Ferrero sostiene que esta nueva etapa de trabajo colaborativo marca un avance hacia una cadena de suministro más transparente, inclusiva y sostenible. Con ello, la empresa refuerza su compromiso de erradicar el trabajo infantil y generar un impacto positivo tanto en comunidades como en su modelo de negocio.
Trabajo infantil en la cadena mundial del cacao
La magnitud del problema es alarmante. Se estima que más de 1,5 millones de niños trabajan en la producción de cacao en Costa de Marfil y Ghana, países que concentran alrededor del 60 % de la producción mundial. Desde 2009, el Departamento de Trabajo de Estados Unidos clasifica el cacao de estas naciones como un producto asociado al trabajo infantil o forzado.
Los principales mercados consumidores están directamente implicados en esta realidad. Países Bajos, el mayor comprador de cacao marfileño y ghanés, obtiene la mitad de su cacao en grano de ambos países. Estados Unidos y Reino Unido también dependen en gran medida de estas importaciones, lo que expone a estas economías a riesgos éticos en sus cadenas de suministro.
A pesar de los compromisos asumidos por la industria durante más de dos décadas, los reportes independientes muestran pocos avances significativos en la reducción del trabajo infantil. Esta falta de resultados refleja que las soluciones deben ser más profundas y sostenibles.
La decisión de Ferrero apunta precisamente en esa dirección: alinear esfuerzos de empresas, gobiernos y sociedad civil para transformar las condiciones estructurales que perpetúan esta práctica.
El papel de las alianzas para erradicar el trabajo infantil
Uno de los aspectos más relevantes de esta iniciativa es su carácter colaborativo. La cofinanciación provendrá de recursos públicos y privados, tras un proceso competitivo en el que AICS seleccionó el programa como una apuesta viable para transformar la industria.
Para Daniela Fatarella, directora ejecutiva de Save the Children Italia, este esfuerzo es una muestra de cómo las alianzas entre instituciones públicas, sociedad civil y sector privado pueden generar cambios sistémicos. El reto de erradicar el trabajo infantil requiere justamente de una visión compartida y de largo plazo.
El proyecto reconoce que ninguna organización puede enfrentar sola un problema de esta magnitud. Por ello, la participación de múltiples actores permite diseñar intervenciones más amplias y con mayor potencial de impacto en las comunidades agrícolas.
Al trabajar conjuntamente a lo largo de la cadena de valor del cacao, se busca crear un ecosistema productivo sostenible, transparente y centrado en el bienestar de los niños y niñas.
Impacto social y económico en las comunidades
Más allá de la protección de la infancia, el proyecto busca fortalecer el tejido social y económico de las regiones cacaoteras. El apoyo a mujeres emprendedoras y la diversificación de ingresos representan herramientas para reducir la vulnerabilidad de las familias.
La mejora del acceso a educación y salud no solo previene la explotación infantil, también impulsa un círculo virtuoso de desarrollo comunitario. Los niños que permanecen en la escuela tienen más posibilidades de romper con los ciclos de pobreza heredada.
En términos económicos, esta iniciativa contribuye a dar mayor sostenibilidad a la cadena de suministro de cacao, generando beneficios a largo plazo para productores y consumidores. El comercio responsable se convierte así en una ventaja competitiva.
De esta forma, Ferrero apuesta por un modelo de negocio que integra responsabilidad social y sostenibilidad, reconociendo que erradicar el trabajo infantil es indispensable para un mercado ético y resiliente.
Un paso hacia un cacao sostenible y justo
La inversión de 20 millones de euros de Ferrero es más que un compromiso financiero: representa una apuesta por transformar una industria y proteger los derechos de la infancia. La colaboración con Save the Children y AICS muestra que el cambio solo es posible mediante alianzas de largo alcance.
Si bien el desafío es enorme, este esfuerzo marca un precedente relevante para la industria chocolatera global. Avanzar en la misión de erradicar el trabajo infantil no solo protege a los niños, también fortalece la sostenibilidad de la cadena de valor del cacao y abre camino hacia un futuro más justo para las comunidades productoras.
