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Récord de mujeres CEO en la lista de las 500 empresas más poderosas

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A pesar de los avances en equidad de género, las cúpulas corporativas globales continúan dominadas por hombres. Sin embargo, este año se rompió un récord significativo: el número de mujeres al frente de las empresas más grandes del mundo ha alcanzado un nuevo máximo en el ranking Global 500 de Fortune.

De las 500 compañías más poderosas a nivel mundial, 33 están hoy bajo la dirección de una mujer. Aunque apenas representa el 6.6% del total, es un hito que no debe pasarse por alto. El liderazgo femenino crece, pero no sin resistencia, ni sin la urgencia de repensar el poder desde una perspectiva más equitativa y diversa.

Récord de mujeres CEO: una cifra que marca un antes y un después

El Global 500 de Fortune no solo mide ingresos: mide influencia, alcance y poder real. En este contexto, alcanzar un récord de mujeres CEO —33 en total— representa un paso hacia una narrativa más incluyente en el liderazgo corporativo global.

Si bien es alentador, este número sigue siendo mínimo frente al potencial transformador que las mujeres pueden ofrecer. Aun así, el incremento de cinco mujeres respecto al año anterior pone en evidencia que las grietas en el techo de cristal comienzan a hacerse visibles en las corporaciones más grandes del mundo.

Las líderes de estas empresas no solo rompen barreras, también transforman culturas corporativas desde adentro. Es aquí donde la responsabilidad social cobra especial relevancia: impulsar la equidad de género en puestos de liderazgo es también una acción de justicia organizacional.

General Motors y Mary Barra: símbolo del poder femenino

La empresa Global 500 de más alto rango dirigida por una mujer es General Motors, con Mary Barra al timón. Su liderazgo la posicionó como la número uno en la lista de mujeres más poderosas del año, y no es para menos: está redefiniendo el futuro de la industria automotriz.

Desde que asumió el cargo en 2014, Barra ha sido una pionera en temas de movilidad eléctrica, inclusión y sostenibilidad. Su visión ha convertido a GM no solo en una potencia financiera, sino en un referente de transformación corporativa con impacto social.

Su caso ejemplifica cómo las mujeres CEO no solo alcanzan la cima, sino que lo hacen imprimiendo nuevas formas de gestión más humanas, empáticas y conectadas con los desafíos contemporáneos del mundo empresarial.

Nuevas incorporaciones: mujeres que hacen historia

Este año, varias empresas ingresaron por primera vez al club del liderazgo femenino del Global 500. Nombres como Amanda Bardwell (Woolworths), Karin Rådström (Daimler Truck), y Emilia Esther Calleja Alor (CFE) marcan un momento relevante para distintas regiones del mundo.

La entrada de Calleja Alor al frente de la Comisión Federal de Electricidad en México, una de las más grandes empresas estatales en América Latina, resuena como un símbolo de avance en entornos tradicionalmente masculinos. Su nombramiento es un paso estratégico hacia una energía más sostenible y justa.

Cada una de estas nuevas CEO aporta una visión única desde sus contextos culturales y económicos. Su inclusión en el Global 500 no solo es histórica: es necesaria para que las empresas reflejen la diversidad de los mercados que atienden.

Diferencias entre el Fortune 500 y el Global 500: ¿por qué importa?

Aunque el Global 500 rompió un récord de mujeres CEO, sigue detrás del Fortune 500, donde 55 empresas están lideradas por mujeres, lo que representa un 11%. ¿Por qué la diferencia? En gran parte, por el tamaño y la estructura de las empresas en cada lista.

Las compañías del Fortune 500 suelen ser más pequeñas y con menor umbral de ingresos, lo que puede facilitar una mayor apertura a liderazgos diversos. En contraste, las del Global 500 son gigantes con ingresos de más de 32 mil millones de dólares, lo que refleja estructuras más rígidas y jerárquicas.

Para que el liderazgo femenino sea realmente equitativo, es necesario promover cambios sistémicos desde la cultura organizacional hasta las políticas de promoción interna. Las métricas de impacto social deben incluir indicadores de género en todos los niveles.

Diversidad internacional: el liderazgo femenino se globaliza

Otro aspecto destacado del récord de mujeres CEO es su diversidad geográfica. Desde Catherine MacGregor en Francia, hasta Ding Xiangqun en China y Magda Chambriad en Brasil, el liderazgo femenino se está haciendo presente en distintas latitudes.

Estas líderes enfrentan contextos sociopolíticos muy distintos, pero comparten el reto de abrir camino en entornos donde la paridad sigue siendo una asignatura pendiente. Sus historias son ejemplo de que no existe una sola forma de ejercer el poder, y que las soluciones locales también contribuyen al cambio global.

Esta pluralidad representa una gran oportunidad para enriquecer la toma de decisiones. La diversidad, cuando se articula con responsabilidad social, se convierte en una herramienta de innovación, crecimiento sostenible y legitimidad empresarial.

El desafío pendiente: más mujeres en la cima del poder económico

Aunque celebramos el récord de mujeres CEO, no podemos ignorar que aún estamos lejos de una representación justa. El 6.6% en el Global 500 refleja un sistema que todavía privilegia modelos masculinos de liderazgo y limita el acceso de mujeres a los puestos más altos.

Las empresas tienen la responsabilidad social de fomentar políticas activas de inclusión, desde la contratación hasta el desarrollo de talento. Implementar cuotas, programas de mentoría y estrategias de retención con enfoque de género no son concesiones: son inversiones en equidad.

Solo cuando el liderazgo deje de ser una excepción para las mujeres, podremos hablar de una verdadera transformación empresarial. Mientras tanto, cada avance es también una oportunidad para cuestionar lo que aún nos falta por lograr.

El récord de mujeres CEO en el Global 500 no es solo un dato estadístico; es un llamado de atención y esperanza. Nos recuerda que el liderazgo femenino no solo es posible, sino urgente, justo y rentable.

Cada mujer que ocupa una silla en la cima del poder empresarial abre una puerta para muchas más. La responsabilidad social de las empresas del siglo XXI pasa por asumir el compromiso de ampliar esas puertas, no solo celebrarlas cuando se cruzan.

Porque detrás del récord hay una verdad clara: cuando las mujeres lideran, el mundo cambia. Y cambia para mejor.

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