En un mundo donde las marcas enfrentan presiones políticas, presupuestarias y sociales, muchas están optando por silenciar su compromiso con la sostenibilidad. Esto ha dado pie a una nueva tendencia: ajustar, posponer o suavizar las iniciativas ESG para evitar polémicas y frenar riesgos inmediatos. Pero ¿a qué costo?
Mientras los gigantes como BlackRock o PepsiCo recalculan sus promesas sostenibles, los consumidores no solo están atentos: están actuando. No buscan reportes bonitos ni promesas lejanas; buscan coherencia, compromiso real y marcas que les mejoren la vida. En este nuevo panorama, entender qué es el “retroceder en ESG” es clave para no perder relevancia, ni clientes.
Retroceder en ESG y por qué debe importarnos
Retroceder en ESG no es simplemente eliminar una campaña o cambiar un objetivo de fecha, de acuerdo con Sustainable Brands, es enviar un mensaje claro: el compromiso con un futuro más justo y sostenible ya no es prioridad. Y aunque pueda parecer una estrategia de contención, puede resultar en una pérdida irreversible de confianza.
Actualmente, cerca del 80 % de las empresas están ajustando sus metas ESG por temor a represalias políticas o por recortes presupuestarios. Pero el verdadero peligro no es el ruido mediático, sino desconectarse de las expectativas sociales que ya son parte del consumo consciente.
Entender qué es el “retroceder en ESG” implica asumir que los valores corporativos son tan importantes como el producto. Cada paso atrás no solo aleja a los consumidores, sino que diluye el propósito que las marcas han construido con tanto esfuerzo.
El nuevo consumidor: menos narrativa, más acciones reales
La sostenibilidad ya no es un plus; es parte de la ecuación del valor. La encuesta de PA Consulting lo deja claro: el 86 % de los consumidores quiere que las marcas impulsen el cambio social. Pero no basta con decirlo, hay que demostrarlo.
Los consumidores, especialmente los más jóvenes, están dispuestos a pagar más por experiencias que reflejen sus valores. No preguntan si una marca tiene ESG; preguntan si esa marca hace su vida mejor y si vale la pena confiar en ella.
Por eso, retroceder en ESG es retroceder en relevancia. Cuando una empresa elige el silencio o la ambigüedad, el consumidor lo interpreta como desinterés. Y en un mercado saturado, eso puede ser el final de la lealtad.
Los peligros del silencio: perder más que reputación
Callar o suavizar los compromisos ESG puede parecer prudente, pero tiene consecuencias visibles. El respeto por la marca cae, las ventas disminuyen y se pierde el voto de confianza de una generación que compra con propósito.
El 77 % de los consumidores pierde el respeto por marcas que priorizan el beneficio económico sobre el bienestar del planeta. Y ese respeto perdido no se recupera con una campaña de marketing.

Qué es el “retroceder en ESG” si no una decisión que pone en pausa la innovación, la conexión con el público y la ventaja competitiva. En un entorno de consumo cada vez más informado, las marcas que eligen el silencio se quedan atrás.
De los discursos a los hechos: así lideran las marcas que no temen al cambio
Algunas empresas están demostrando que la sostenibilidad no necesita pancartas, sino acciones diarias. The Honest Company y Rivian son prueba de ello: lideran con transparencia, calidad y una propuesta de valor centrada en las personas.
Lo que distingue a estas marcas no es solo su oferta sostenible, sino la forma en que integran los valores en cada decisión: desde el diseño del producto hasta la experiencia del usuario. No están hablando de ESG, lo están viviendo.
Aquí no hay lugar para el “greenhushing”. Al contrario, estas empresas demuestran que la sostenibilidad puede ser rentable, innovadora y profundamente humana. Le dan otro significado a lo que muchos entienden como “retroceder en ESG”: lo convierten en una oportunidad para avanzar.
Estrategias prácticas para avanzar sin sobrecargar los recursos
En lugar de recortar, es momento de rediseñar. Las marcas que prosperarán son aquellas que integren la sostenibilidad en las experiencias cotidianas: envases reciclados, envíos carbono neutro, abastecimiento ético visible para el cliente.
Conocer al consumidor mediante datos permite adaptar las decisiones ESG a las verdaderas prioridades de las audiencias. Así, la sostenibilidad deja de ser genérica y se vuelve personal.
Además, comunicar sin tecnicismos y con honestidad es esencial. Las marcas que reconocen sus avances y también sus retos construyen una narrativa genuina, poderosa y sostenible. Ahí está la clave para evitar “retroceder en ESG” sin dejar de ser competitivas.
Redefinir ESG: más que reportes, es una herramienta de conexión
El término ESG puede estar en disputa, pero sus principios siguen más vivos que nunca. No se trata de modas o etiquetas, sino de una forma de operar, de diseñar y de servir con propósito.
Las marcas deben dejar de ver ESG como un informe y empezar a verlo como un puente: entre lo que hacen, lo que comunican y lo que el consumidor espera de ellas. Cuando esto sucede, la sostenibilidad deja de ser un gasto y se convierte en inversión.
Redefinir qué es el “retroceder en ESG” significa entender que no se trata de frenar, sino de transformar. Quienes asuman esta misión no solo llenarán el vacío, sino que liderarán el camino hacia un modelo de negocio más completo y humano.

Avanzar con propósito es el único camino rentable
Retroceder puede parecer seguro, pero en sostenibilidad, quedarse quieto es perder. Este momento representa una oportunidad para reformular la narrativa ESG, alejarla de los informes y acercarla a la gente.
El consumidor ya lo ha dicho: quiere marcas valientes, coherentes y centradas en el bien común. Quienes comprendan qué es el “retroceder en ESG” y decidan no tomar ese camino, serán los que lideren el mercado del futuro.
Porque en este nuevo escenario, ser sostenibles no es solo correcto: es estratégico, rentable y urgente.







