La noticia de que el banco británico HSBC deja la Net-Zero Banking Alliance (NZBA)ha causado revuelo y preocupación, pues según información de edie, se suma a una tendencia que ya incluye a gigantes financieros como JPMorgan Chase, Citi y Morgan Stanley. Aunque el banco reitera su compromiso con las emisiones netas cero para 2050, su desvinculación de este acuerdo colectivo genera preocupaciones sobre su voluntad real de liderar en temas climáticos.
En un momento en que los riesgos del calentamiento global se agravan y la presión sobre las instituciones financieras aumenta, la decisión de HSBC refleja un giro preocupante en la gobernanza climática del sector bancario. Especialistas en sostenibilidad y activistas han advertido que este tipo de retrocesos mina la credibilidad corporativa y debilita el progreso hacia una economía baja en carbono.
HSBC deja la Net-Zero Banking Alliance: ¿compromiso o retroceso?
La salida de HSBC de la NZBA no ocurrió en el vacío: responde a una serie de decisiones estratégicas que han debilitado su agenda climática en los últimos meses. En febrero, el banco redujo sus objetivos de reducción de emisiones para 2030, culpando a la lentitud del cambio en la economía real. Además, postergó su meta de cero emisiones netas en sus operaciones hasta 2050 y anunció una mayor dependencia de los mecanismos de compensación de carbono.
Este debilitamiento se profundizó en octubre de 2024, cuando el banco eliminó a sus directores de sostenibilidad del comité ejecutivo. La medida, justificada como una simplificación de su estructura de gobernanza, envió un mensaje contradictorio en un momento en que se esperaba más, no menos, liderazgo climático desde las altas esferas corporativas.
Aunque HSBC afirma que ya ha interiorizado los marcos propuestos por la NZBA y que publicará una estrategia de transición actualizada este año, las señales recientes alimentan el escepticismo. Como señaló Jeanne Martin, de Shareaction, “HSBC deja la Net-Zero Banking Alliance justo cuando el mundo necesita acciones más audaces, no menos”.
Un contexto de presión política y retroceso normativo
La decisión de HSBC también debe entenderse dentro de un contexto político y regulatorio en tensión. La NZBA, impulsada originalmente por la ONU, modificó recientemente sus criterios: ya no exige a sus miembros adherirse estrictamente al objetivo de 1.5 °C. En su lugar, los bancos sólo son “alentados” a aspirar a limitar el calentamiento “muy por debajo de 2 °C”. Esto diluye el carácter vinculante de sus compromisos climáticos y abre la puerta al desinterés corporativo.
Estos cambios responden en gran medida a presiones políticas, especialmente desde Estados Unidos. La reacción conservadora contra los criterios ESG ha llevado a bancos norteamericanos a abandonar la alianza, temerosos de sanciones o investigaciones legislativas. Esta resistencia, aunque más notoria en EE.UU., también se extiende a Europa, donde marcos regulatorios cambiantes han generado cautela entre los inversores.
HSBC deja la Net-Zero Banking Alliance en este clima de repliegue, lo que sugiere que sus decisiones están motivadas más por conveniencia política y financiera que por visión estratégica a largo plazo. El riesgo es que esta actitud se normalice y desmantele una de las pocas herramientas globales de rendición de cuentas para el sector financiero frente al cambio climático.

Reacciones críticas y llamados desde los inversionistas
La comunidad financiera no ha recibido esta noticia con indiferencia. Fondos de pensiones y grandes inversionistas que gestionan activos por más de 1.2 billones de libras han exigido a HSBC que reafirme su compromiso con la descarbonización. Consideran que decisiones como esta minan la confianza del mercado y ponen en riesgo la prosperidad a largo plazo de las economías globales.
Organizaciones como Shareaction han condenado abiertamente la retirada, calificándola de “señal preocupante” y un acto que debilita la presión colectiva necesaria para enfrentar la crisis climática. “El banco no puede seguir proclamando ambición climática mientras elimina estructuras de gobernanza ambiental y retrocede en sus compromisos”, señaló Martin.
El problema no es únicamente reputacional. Las decisiones de HSBC podrían influir en otros actores financieros que hoy se debaten entre mantener sus compromisos o ceder ante presiones externas. HSBC deja la Net-Zero Banking Alliance y, con ello, refuerza la narrativa de que el cumplimiento climático es opcional, no una obligación moral y estratégica.

El riesgo de normalizar la inacción climática
Cuando uno de los bancos más grandes del mundo da un paso atrás en sostenibilidad, el mensaje que se transmite es profundamente peligroso. HSBC justificó su salida de la NZBA afirmando que ya tiene los marcos suficientes para guiar su estrategia de descarbonización, pero sus acciones recientes contradicen esa narrativa. Si no hay mecanismos externos de evaluación y presión, ¿cómo pueden los actores sociales e inversionistas asegurar que esos marcos se cumplan?
Además, el giro de la NZBA hacia compromisos no vinculantes debilita la credibilidad de las alianzas climáticas voluntarias. Sin objetivos claros y obligatorios, la autorregulación se convierte en un mero ejercicio de relaciones públicas. La salida de HSBC refuerza la idea de que las promesas climáticas pueden abandonarse cuando resultan incómodas o políticamente riesgosas.
La lucha contra el cambio climático requiere coherencia, liderazgo y valentía. Abandonar compromisos colectivos no sólo es una decisión interna; es una renuncia pública a la corresponsabilidad global. En este escenario, HSBC deja la Net-Zero Banking Alliance no como un gesto técnico, sino como un símbolo de un modelo corporativo que sigue priorizando la flexibilidad financiera sobre la urgencia ambiental.

El precio de dar marcha atrás
La decisión de HSBC de abandonar la NZBA no sólo compromete su reputación como actor global responsable, sino que debilita la arquitectura de cooperación internacional en materia climática. El hecho de que esta salida venga acompañada de recortes a sus estructuras de sostenibilidad y retrocesos en sus metas intermedias revela una preocupante desconexión entre el discurso y la acción.
HSBC deja la Net-Zero Banking Alliance en un momento crítico para el planeta, cuando se necesitan compromisos firmes y rendición de cuentas. Si las instituciones más influyentes no lideran con el ejemplo, será más difícil exigir responsabilidad a otros sectores. Ante la emergencia climática, dar un paso atrás no es neutral: es asumir un rol pasivo ante un desafío que exige todo lo contrario.







