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Solucionar un problema o que el problema nos solucione a nosotros

Por: Josep M. Lozano

Estamos en tiempos difíciles. La incertidumbre engrandece los problemas con los que nos enfrentamos o empequeñece nuestro empuje para acometerlos.

Pero en estos tiempos difíciles es muy importante distinguir entre dos tipos de problemas: aquellos que requieren solución, y aquellos que requieren que nos solucionemos a nosotros mismos.

¿Cuáles son los problemas que requieren solución? Lo sabemos perfectamente, porque son el tipo de problemas en el que nos instalamos habitualmente. A lo peor la solución es muy difícil, y está lejos de nuestro alcance, de nuestras capacidades o de nuestros recursos. Pero, en cualquier caso, la solución se sitúa en el horizonte de lo que sabemos hacer (o deberíamos saber hacer, o podríamos saber hacer). Son problemas que requieren un mayor y mejor saber técnico u operativo. E incluso un mayor y mejor saber práctico.

Pero hay otro tipo de problemas. Aquellos problemas que lo que requieren es que nos solucionemos a nosotros mismos. Es decir, problemas que no se pueden afrontar simplemente mejorando e incrementando lo que ya sabemos hacer. Sino que lo que requieren es que nos solucionemos a nosotros mismos: que transformemos o cambiemos nuestros hábitos, nuestras pautas de conducta, nuestras maneras de pensar y de percibir… Son problemas que requieren una mayor y mejor conciencia. Que requieren transformar y reordenar nuestros sistemas de valores y nuestros criterios de referencia.

encrucijadaObviamente, estos dos tipos de problemas no estan contrapuestos, no se separan tajantemente con un cuchillo. Pero, en el límite y en el fondo, conviene diferenciarlos claramente, porque confundirlos nos lleva ineludiblemente al bloqueo y al fracaso. Y, por consiguiente, saber discernir ante que tipo de problemas estamos es decisivo para tener éxito a la hora de enfrentarlos.

He dicho a menudo que no estamos en una época de cambios sino en un cambio de época. Y en un cambio de época sobreabundan los problemas del segundo tipo. Y, por supuesto, la inseguridad y la incertidumbre. La literatura apocalíptica de todos los tiempos está trufada de narraciones en las que se muestra como, en estos cambios de época, se multiplican las crisis y los hundimientos y las novedades repentinos… pero la manera de vivir los momentos más o menos apocalípticos también es distinto según la percepción, el análisis y el diagnóstico que hagamos. Para alguien instalado en el primer enfoque ante los problemas, estos momentos son angustiosos y caóticos. Para alguien con capacidad de percibir el segundo enfoque de los problemas, estos momentos son difíciles, pero ante todo una oportunidad de cambio y transformación.

Muchos de los problemas que tenemos planteados hoy son problemas del segundo tipo: problemas que requieren que nos solucionemos nosotros si queremos solucionar el problema. Desde el cambio climàtico hasta las pautas de consumo; desde la reconstrucción de los sistemas públicos de bienestar hasta formas de organización del trabajo en las que predomina el estrés y la ansiedad; desde las nuevas demandas de espiritualidad y sentido hasta los nuevos retos de la cohesión social; desde determinadas maneras de vivir las relaciones personales hasta la manera de aproximarnos a la cultura. Son problemas que no ocurren «ahí fuera», sino que són el resultado de nuestra problemática (pero no problematizada) manera de vivir, sea en el orden personal, profesional, organizativo o social. Y más aún: el camino más seguro al fracaso es querer solucionar problemas del segundo tipo con las maneras de proceder con las que solucionamos los de primer tipo. Y por eso el primer reto es desarrollar las capacidades de caer en la cuenta de que si no nos solucionamos también a nosotros mismos, difícilmente muchas situaciones que vivimos tendrán solución.

Y, por cierto: siempre he creído que la emergencia de la RSE era un síntoma de la existencia de un grave problema (empresarial y social) del segundo tipo. Y cada vez estoy más convencido de que lo que ha predominado es una aproximación a la RSE como una manera de resolver nuevos problemas, pero del primer tipo.

Visite la fuente en el blog de Josep M. Lozano



Josep M. Lozano

Profesor del Departamento de Ciencias Sociales e investigador senior en RSE en el Instituto de Innovación Social de ESADE (URL). Sus áreas de interés son: la RSE y la ética empresarial; valores y liderazgos en las organizaciones; y espiritualidad, calidad humana y gestión. Ha publicado sus investigaciones académicas en diversos journals. Su último libro es La empresa ciudadana como empresa responsable y sostenible (Trotta) Otros de sus libros son: Ética y empresa (Trotta); Los gobiernos y la responsabilidad social de la empresa (Granica); Tras la RSE. La responsabilidad social de la empresa en España vista por sus actores (Granica) y Persona, empresa y sociedad (Infonomía).

Ha ganado diversos premios por sus publicaciones. Fue reconocido como Highly commended runner-up en el Faculty Pionner Award concedido por la European Academy of Business in Society i el Aspen Institute. Ha sido miembro de la Comissió per al debat sobre els valors de la Generalitat; del Foro de Expertos en RSE del MTAS; del Consejo Asesor de la Conferencia Interamericana sobre RSE del BID; y de la Taskforce for the Principles for Responsible Business Education del UN Global Compact. En su página web mantiene activo un blog que lleva por título Persona, Empresa y Sociedad

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