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¿Puede un auto eléctrico conquistar el corazón de Shell?

16 estudiantes de ingeniería y diseño industrial de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) conquistaron el patrocinio de la petrolera Shell con un auto eléctrico.

Este desarrollo tecnológico participará en el Shell Eco Marathon, competencia que consiste en invitar estudiantes de América, Europa y Asia a diseñar, construir y conducir un auto consumiendo la menor cantidad de energía para una distancia determinada.

El corazón de la nave es una batería eléctrica, que mejora la eficiencia y reduce costos. La carcasa está hecha con fibra de carbono en color negro y gris. Pesa 45 kilos y usa tres ruedas, debido a que la fricción disminuye más en tres puntos que sobre cuatro, requiere menos mecanismos y es más fácil nivelarlo, aspecto fundamental en el funcionamiento de cualquier auto. La creación fue bautizada como Mako, y está inspirado en una especie de tiburón que habita en aguas mexicanas.

“Estos peces nadan muy rápido en el agua. Vimos que su aerodinámica es muy importante: genera menor resistencia al viento y eso provoca menor consumo de energía”, explica Adolfo Graña Gutiérrez,  miembro más antiguo del equipo en entrevista con Forbes México, durante un evento de Fórmula 1 en el Palacio de los Deportes.

Diseñar un vehículo con estas características puede costar hasta 350,000 pesos. Cada año, el equipo pone de su cartera 40,000. ¿Los resultados? En 2014 obtuvieron el primer lugar en diseño, que fue premiado con 2,000 dólares, que reinvitieron en el vehículo.

Adolfo recuerda que gracias a la maquinaria dentro de los talleres de la institución que rige Enrique Graue Weichers pueden fabricar la mayoría de los materiales. Explica que se necesitan múltiples piezas de origen alemán y estadounidense, pero las distribuidoras mexicanas cuentan con ellas.

Shell, además de los viáticos para las competencias, ha costeado el envío del vehículo y el expertise de sus ingenieros. La empresa AG electrónica también forma parte de los patrocinadores, así como el taller de pintura Micoma. La UNAM ayudó a comprar el motor, además del espacio de trabajo en ambas facultades y asesoría docente.

Mujeres al volante

El equipo de la UNAM también rompe con los mitos de género en la industria automotriz: cuenta con cinco mujeres dentro del equipo y dos son pilotos, Ana Jiménez y Berta Cadena.

“Ayudó mucho el hecho de que nosotras estuviéramos trabajando en la manufactura. Eso Llamó la atención y los estudiantes comenzaron a interesarse en el proyecto”, detalló Gabriela Flores, líder del equipo de la máxima casa de estudios en México.

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¿Y de qué va el concurso?

“La iniciativa Eco Marathon apoya estudiantes que busquen lograr una mayor eficiencia con los combustibles. Hemos trabajado con varias universidades como el Tec de Monterrey, Universidad Panamericana, y con los chavos de la UNAM desde hace ocho años, en alianza con la Facultad de Ingeniería y Arquitectura. Los apoyamos con recursos y consejos. El año pasado fueron a competir y esperemos volver a llevarlos”, detalla el CEO de Shell México, Alberto de la Fuente.

Cuando los equipos aprueban una inspección técnica, deben recorrer ocho vueltas a 25 kilómetros por hora (km/h) en menos de 43 minutos. Se premian 6 categorías dentro de la pista y 6 premios fuera de ella, que consideran difusión, diseño y desempeño del auto.

El auto solo puede usar combustión interna o electricidad, con energéticos como gas, etanol, gasolina, diésel, gas natural comprimido, celdas de combustible alimentadas por hidrógeno o baterías eléctricas. el caso de Mako.

Este concurso comenzó en 1939 en un laboratorio de Estados Unidos. Dos científicos hicieron una apuesta para ver quién podía recorrer el mayor número de kilómetros con un solo tanque de combustible.

Las pruebas de Mako se realizan en un circuito poco transitado alrededor del Estado Olímpico en Ciudad Universitaria. En ese lugar han pisado al máximo el acelerador del vehículo, que alcanza una velocidad de 60 kilómetros por hora. Las pilotos van casi acostadas al interior y las palancas de conducción se ubican a la altura de los muslos.

Lo más importante es conocer el trazado de la pista, explica Adolfo, desde dónde va la curva hasta tratar de no frenar, incluso apagar los motores para ahorrar energía.

La próxima competencia será en Estados Unidos durante abril de 2017. “El circuito está en el downtown de Detroit, donde cierran las calles. No es muy diferente a la Ciudad de México: baches, pavimento abierto”, dice Flores.

Estos jóvenes reconocen el apoyo de Shell y la UNAM respecto al dinero y difusión, así como una buena oportunidad de colaboración entre la iniciativa privada y la educación pública, pero son claros al señalar lo que hace falta para ganar la competencia en Estados Unidos: desarrollar un nuevo vehículo. Y para lograrlo requieren más patrocinadores.

“Necesitamos el apoyo de empresas que se involucren en nuestro proyecto, porque somos una universidad pública y los recursos son limitados”, añade Graña.

Fuente: Forbes

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