Sin importar si se encuentra al frente de un pequeño equipo de trabajo o se convierte repentinamente en el CEO de una de las compañías más importantes del mundo, un excelente líder sabe que crear una relación de respeto y confianza es fundamental para tener un excelente ambiente de trabajo e impulsar el exitoso cumplimiento de los objetivos planteados; sin embargo, también conoce la importancia de cuidar su reputación frente a sus colaboradores y construir una imagen sólida de autoridad que le permita guiarlos de manera eficiente.
De ahí que si observas a muchos de los grandes líderes de negocios quizá notes que una de las cosas que tienen en común es que su nombre es frecuentemente asociado con el poder, Sin embargo, un estudio publicado por investigadores de la Universidad de Toronto en la revista especializada Perception, indica que, contrario a los dirigentes de grandes corporativos, los líderes de las organizaciones sin fines de lucro son más propensos a tener éxito en su tarea si su equipo de trabajo los percibe como personas cálidas.
Para llegar a esta conclusión, el investigador post doctoral Daniel Re y el profesor Nicholas Rule solicitaron a cerca de 170 participantes clasificar a un total de 100 directivos de organizaciones en la lista Forbes Largest Charities, con base en su nivel de madurez, simpatía, honradez y otras características; luego compararon esa lista con la eficiencia de sus organizaciones en materia de recaudación de fondos y resultó que aquellas con los líderes más cálidos y humanos según la percepción de los participantes, tuvieron mejores resultados que aquellas con dirigentes catalogados como poderosos.
La razón por la que este hallazgo resulta particularmente interesante es que se trata exactamente del fenómeno opuesto al que numerosos investigadores han descubierto sobre las cualidades que todo CEO necesita poseer para destacar en el mundo de los negocios y generar más ingresos.
Además, las personas cálidas son mucho más propensas a ejercer un liderazgo legislativo o descentralizado, es decir, consideran los intereses compartidos para la toma de decisiones y por tanto se comunican más activamente con sus stakeholders, escuchan sus necesidades y comparten información sobre los resultados y objetivos de la organización de forma más clara y transparente.
Claro que esto no significa que las organizaciones de la sociedad civil deban ser exclusivamente lideradas por personas cálidas y evitar a cualquier costo la presencia de los tiburones corporativos o viceversa. Se trata simplemente de descubrimientos que nos permiten entrever las cualidades necesarias para un liderazgo eficiente en uno y otro sector, por lo que no constituyen normas excluyentes.
«Lo que parece que hemos encontrado es que las personas que son percibidas más fácilmente como poderosas, podrían no llegar tan lejos en las organizaciones no lucrativas», aseguró Daniel Re en una entrevista para Phys.org aunque añadió que esto se debe únicamente a que la búsqueda del beneficio económico no es necesariamente la clave para un buen liderazgo en dentro del tercer sector, por lo que un profesional que desee destacar en este ámbito necesitará además otras cualidades. Por su parte, es cierto que las personas con dichas características se sienten más atraídas por trabajar a favor de una buena causa.
Vale la pena destacar que una de las principales preocupaciones de quienes realizan estos estudios es que sus hallazgos se conviertan rápidamente en parte de un manual de contrataciones, ya que suponer que las personas cálidas están incapacitadas para liderar una empresa y que son las únicas con las habilidades necesarias para llevar al éxito una organización sin fines de lucro, limita las posibilidades de los profesionistas para elegir el sector en el que desean desarrollarse y al mismo tiempo pone una barrera a la visión de cada organización para aprovechar toda clase de recursos tanto dentro de su modelo de negocio, como en el desarrollo de su responsabilidad corporativa.
