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Leer no es sexy

Me gusta mucho leer. Leo envolturas de dulces, cajas de cereal, tickets de compra, novelas, revistas, periódicos y muchas páginas de internet. Así como a algunas personas les gusta el fútbol y siguen las ligas de todo el mundo, a mí me gusta leer.

Leer no me hace mejor persona y definitivamente no me hace sexy, como pretenden hacernos creer las nuevas campañas de promoción de lectura. Y es que se trata de una actividad neutra, ni buena ni mala por sí misma. Tampoco es inherentemnte divertida, siento informar.

Está mal promover a la lectura como sexy y divertida porque no lo es. Hay libros sexys y hay libros divertidos. Hay gente que lee y que es sexy con o sin un libro en la mano. No hagan caso a la publicidad engañosa: los que leemos no lo hacemos para ser más atractivos, porque si lo hiciéramos no lo lograríamos; tampoco para matar momentos de aburrimiento, porque para eso está la televisión.

Leer es un diálogo. A diferencia de la televisión, el texto necesita que participemos activamente con él: se puede leer por horas un libro de geografía y no pasar el examen o se puede no leerlo y sacar una gran calificación. La forma en la que la literatura crea preguntas dentro de nosotros es algo que no he encontrado en otro medio.

Por eso creo que este país sería mejor si sus habitantes (¡y sus políticos!) leyéramos más de medio libro al año, porque nos cuestionaríamos nuestro entorno y formaríamos parte de su construcción. Al leer más de un periódico, entenderíamos el sesgo de los medios y leyendo más ensayos veríamos que la realidad tiene más de dos caras y más de dos partidos políticos. También podemos divertirnos, sí. Y tal vez hasta ligar. Pero no es esa la razón principal.

La mayoría de mis libros y autores favoritos tienen algún componente de humor, porque hay que vivir con la mayor cantidad de sonrisas que podamos. Me divierten Lemony Snicket, Juan Villoro, Nick Hornby y Margaret Atwood. Soy la persona que se ríe an voz alta mientras lee (lo cual, la verdad, no creo que me haga más sexy) y tiene que leerle las partes interesantes a quién esté al lado. Sin embargo, son los adjetivos que le siguen a «gracioso» los que hacen que estos autores valgan la pena. O, más bien, la combinación de todos.

Sé que todo esto es difícil de traducir en una campaña, y por eso no soy publicista. Lo que me queda claro que la respuesta no es poner a Julieta Venegas a hablar de cómo «los niños son los mejores para leer» para la campaña «Diviértete Leyendo», del Consejo de la Comunicación; ni usar el hashtag #leeressexy de Lectura MX. Porque, precisamente lo que hace la lectura es alejarnos de la creencia de que todo debe ser divertido o sexy para para valer la pena.


María José Evia Herrero. Asistente de Medios y Social Media en Expok.

Comunicóloga por la Universidad Modelo. Ha sido niñera, repostera, Community Manager, nerd, periodista cultural, maestra de preparatoria, asistente de dirección y ahora Asistente de Medios y Social Media en Expok. En sus tiempos libres es una Blogger indisciplinada pero divertida.

Es también una consumidora irredenta de libros, películas, postres, televisión, social media, crítica de género y moda. Para compensar, escribe sobre todos estos temas. Se incorporó también a la autoría de este espacio desde 2012. Su Flavors.

1 COMENTARIO

  1. Para mi podría serlo un poco, no la actividad en sí, pero las personas que leen por lo general tienen más profundidad y menos duotonalidades del mundo, como dices.

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