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La radio, su valor social

Días de radio

Para Alicia y Joaquín, con cariño,
admiración y profundo agradecimiento.

“La radio afecta a la gente de una forma
muy íntima, de tú a tú,
y ofrece todo un mundo de comunicación
silenciosa entre el
escritor-locutor y el oyente».
Marshall McLuhan.

Por: Emilio Guerra Díaz

En 2006 la naciente Fundación ADO recibió de la asociación civil Cinco Panes y Dos Peces la propuesta de un proyecto innovador en Protección Civil. Pese a que la novel fundación iniciaba trabajos y, como suele suceder respecto a propuestas innovadoras, el Consejo Directivo en aquel año no aprobó financiar el proyecto por no advertir a profundidad sus beneficios y aportes. Sin embargo, años más tarde recompondría la situación y se volvería un socio importante para el Programa Enlaza México.

Apenas el 11 de enero se publicaba un dato proporcionado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU): “Las pérdidas y costos económicos por desastres en el mundo alcanzaron el año pasado más de 175 mil millones de dólares, dos terceras partes más que en 2015, informó Robert Glasser, representante de Naciones Unidas para la reducción del riesgo de desastres” (La Jornada).

Unas cuantas anécdotas

En los años setenta, un pequeño de 6 o 7 años de edad no comprendía cual es el funcionamiento de la Radio, en particular del modelo Panasonic portátil con cobertura de piel negra de pequeña dimensión que recién llegó desde EEUU. Sabía encenderlo y sintonizar estaciones, no se explicaba cómo era posible escuchar las diferentes voces, pero imagina que la gente que oía, vivía dentro del aparato. De alguna manera se hacían chiquitos y llegaban ahí.

En un costado del nuevo receptor se podría leer: “Solid State”, es decir, esa radio pertenecía a la segunda y nueva generación que se distinguía por abandonar los bulbos. Era una radio de transistores de silicio que permiten la conductividad de la electricidad de inmediato, lo que no sucedía con las bombillas que se tenían que calentar para poder concretar la conducción de energía.

Años antes, en la década de los cincuenta, el abuelo de Bruce Springsteen, Fred “El Hombre de la Radio”, tenía por oficio rescatarlos, repararlos y venderlos a comunidades pobres de negros y blancos en Freehold, Nueva Jersey. “El Jefe” así lo relata en su autobiografía Born to Run (2016): en una habitación “…llena de cables eléctricos y tubos de incandescencia… él conecta cables, suelda y cambia los tubos fundidos por otros nuevos, esperamos juntos el mismo momento: ese instante en que la respiración susurrante, el hermoso y grave zumbido estático y cálido destello crepuscular de la electricidad volverán a animar los inertes esqueletos de las radios que hemos salvado de la extinción… la resurrección es real. El vacío del silencio será absorbido y rellenado con las crepitantes y distantes voces de predicadores domingueros, vendedores charlatanes, música de Big Bang, Rock and Roll primigenio y seriales dramáticos”.

En la familia del chiquitín convivían desde el nuevo Panasonic portátil que se quedaba en el cuarto de su madre; la recién adquirida consola Stromberg Carlson estereofónica de la sala de imponente mueble que en los costados tenía sus altavoces y el fabuloso mueble color maple de marca Admiral que estaba en su recámara. Dicho mueble radial simulaba un ropero de dos puertas, en la izquierda tenía la radio de 5 bandas, amplitud modulada, frecuencia modulada y tres ondas cortas. Se ubicaba además el amplificador principal y los controles de volumen, balance, agudos y graves. En la parte inferior había un tocadiscos y los altavoces. Pero del lado izquierdo, al abrir la puerta se descubría el televisor blanco y negro, como también la sección donde se colocaban los discos de 78, 45, 33 y 16 revoluciones.

Aquel aparato Admiral con frecuencia hacía que el ingeniero Robles Gil visitara a su familia para hacer la misma tarea de “El Hombre de la Radio” y devolver la señal cambiando tubos de incandescencia. El niño recuerda que, husmeando en una reparación, luego del calentamiento de los bulbos que tomaba minutos, apareció en la pantalla del Televisor el Señor Spock de la icónica serie “Viaje a las Estrellas” (Star Trek) con su aspecto de demonio que realmente le asustaba. En otras ocasiones escuchaba la serie “La Tremenda Corte” con Tres Patines; “El Monje Loco” y las radionovelas “Kalimán”, “Chucho el roto”, “Dispara Margot, dispara”, “Ahí viene Martín Corona” en la radio de la cocina.

Sí, son días de radio. Luego vendrían otros años, otros programas y otros inventos vinculados a la radio que al día de hoy no cesan como es la radio “subida” a Internet. Desde los programas de “La Pantera” y “Batas, pijamas y pantuflas” hasta tomar el teléfono y participar en “¿Si?, ¿Por cuál vota?”; sucumbir ante las bellas, entrenadas y educadas voces de locutores y conductoras; suspirar al escuchar las notas iniciales del sintetizador de Dennis DeYoung de Styx con la canción “Babe” que alguna vez sirvieron de despertador al encenderse automáticamente el radio Sony tipo cubo negro de bisagra al centro, aparato comprado a un compañero de la secundaria en precio realmente de ganga.

Años después, en la radio mexicana se trasmitía “Querida” de Juan Gabriel que por más de un año duró en el pop nacional en el primer lugar. Llegó el fatídico 19 de septiembre. Día en que muchas estaciones de TV y Radio trasmitían habitualmente hasta que fueron sacudidas por 8.1 grados richter.

Ese fenómeno devastador cobró la vida de varios comunicadores. Jacobo Zabludovsky realizó un magistral reportaje a través del “ancestro” del celular, el radioteléfono, para narrar los efectos destructivos de la naturaleza en la ciudad de México. Así inició quizá, la era de incorporar a la radio como una herramienta fundamental en la cultura de la protección civil nacional, hecho que en pleno el siglo XXI ha sido profusamente extendido por Alicia Valdovinos Septién, Joaquín Martínez y todo el equipo de la asociación Cinco Panes y Dos Peces.

Es curioso, pero ¿se ha dado cuenta que la cultura nacional carece de canciones tributo a la radio? Urge el lector y encontrará pocas melodías que lleven en el título la palabra “radio” como: “La Radio está tocando tu canción” (Leo Dan). Ocasionalmente se pueden escuchar referencias a ella, pero no al aparato como tema central revelando su importancia o influencia en nuestras vidas: “Quiero Rock” (Menudo) “paso todo el día escuchando la radio, busco esa emisora que me de Rock & Roll…”. Dos casos, pero no de canciones mexicanas.

En cambio, en culturas sajonas la radio cuenta con una vigorosa presencia. Desde “Radio Ga Ga” (Queen) y “Video Killed the Radio Star” (The Buggles) que anticipaban la (fallida) muerte de la radio, hasta “On The Radio” (Donna Summer), “Radio waves” (Roger Waters), “Spirit of Radio” (Rush), y recientemente en este siglo “Radio Nowhere” (Bruce Springsteen) o las melodias que comparten el título “Radio” (Lana del Rey, Beyoncé, Robbie Williams y Jamiroquai).

El poder de la radio

Orson Wells fue el primero que mostró el potencial de la radio (que pese al avance de otros inventos de intercomunicación no ha perdido) con la adaptación de La Guerra de los Mundos de H.G. Wells con los conocidos sucesos tanto reales como imaginarios.

En el año 1940 la radio en Inglaterra fungió como medio para exhortar la unión del Reino ante la guerra con la Alemania Nazi de Hitler. Jorge V, superando su tartamudez logró trasmitir que había iniciado el conflicto bélico (Episodio retratado en la cinta “El Discurso del Rey”, Tom Hooper, 2010). Más tarde, la BBC de Londres retrasmitió el famoso discurso de Winston Churchill “Formación de un nuevo gobierno” pronunciado en la Cámara de los Lores el 13 de mayo, con la afamada y recordada: “solo puedo ofreceros sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas”.

En los setenta, en la canción de Tom Sholz de Boston, “More Than a Feeling”, muchos de los lectores pueden verse reflejados del poder de la radio. En su primera estrofa: “Me desperté esta mañana, y el sol se había ido, puse algo de música para empezar mi día, me perdí en una canción que me es familiar, cerré los ojos y me dejé llevar… más que un sentimiento”. De nuevo la radio ahí, en la vida del protagonista, como también en nuestra vida cotidiana.

Lo anterior hace reflexionar que el poder de la radio es la imaginación.

No hay persona que, gracias a la radio, alguna vez haya entrado en ensoñación por una melodía, imitado a Elvis Presley, Jorge Negrete o Pedro Infante, o que haya emprendido el flotar para iniciar un viaje legendario a un lugar remoto mediante las ondas hertzianas, o bien, desease descifrar el rostro del amable locutor… gracias a la radio. Por ello, excelente slogan del programa de Eduardo Ruiz Healy en Radio Fórmula: “el programa que hace que sus oídos le abran los ojos”.

La radio sigue vigente, estimula la imaginación y… ¡Crea capital social!

Mariano Cebrián Herreros ha escrito que: “la radio ha tenido dos grandes enfrentamientos con otros medios. En la década de los veinte y treinta con la prensa y en la década de los cincuenta y sesenta con la televisión” (La radio en la convergencia multimedia, 2009). En pleno siglo XXI se sigue pregonando su muerte, pero por sus bondades sobrevive con gran empuje y ensancha sus posibilidades. Por sus cualidades el Programa Enlaza México recuperó la radio de intercomunicación para alentar la protección civil de poblaciones aisladas, en zonas de difícil acceso.

La evolución de la radio ha dejado en el camino a testigos tecnológicos como el ocho tracks, el cassette, el compact disc, el minidisc, y la grabadora de carrete. Vigorosa la Radio hoy convive en maridaje digital con la Internet y en los nuevos gadgets. La radio hoy sigue teniendo usos tan nobles como útiles y eso la sabe CIPAN. La intercomunicación de esta asociación guarda similitudes con el servicio que prestan algunas radios comunitarias.

El libro Enlaza México recoge la experiencia innovadora del uso de radios de intercomunicación que se utilizan en protección civil. Narra la historia sobre cómo un programa de colaboración en comunidades evolucionó a uno de protección civil y éste a su vez generó un programa integral de desarrollo de capacidades en las poblaciones involucradas con sus perspectivas, necesidades y oportunidades.

¡Quién iba a imaginar que dotar de radios de intercomunicación a distintas familias localizadas en dichas comunidades haya generado diversos y profundos impactos y efectos en comunidades de 5 estados donde se ha desarrollado!

Respecto a los impactos en la comunidad pueden destacarse:

Creación de una confianza local basada en normas de reciprocidad y ayuda mutua. Integración de las comunidades dispersas dándoles un propósito común de colaboración y asociacionismo. Han modificado su relación con las jurisdicciones gubernamentales locales y empiezan a realizar acciones de monitoreo ciudadano que provoca la transparencia y rendición de cuentas de sus autoridades.

El programa también alienta el emprendimiento de acciones colectivas tanto en aspectos como seguridad en los caminos, protección civil, cuidado y preservación del medio ambiente, generación de proyectos productivos, mejoras en el intercambio de mercancías incentivando el comercio justo.

En el ámbito social y cultural los aportes también son harto relevantes. El Programa Enlaza México ha sido capaz de contribuir a preservar distintas lenguas y dialectos; costumbres y tradiciones, revalorar la identidad de sus comunidades. También ha promovido los derechos que se tienen por la naturaleza de grupos que integran las comunidades como indígenas, mujeres, adultos mayores, etc. y por supuesto también en materia de derechos humanos.

Pero uno de los rasgos más profundos es la constitución de toda una legión de voluntarios que rebasan los 2 mil integrantes que están capacitados para dar la voz de alerta, coordinar acciones de prevención y atención de desastres. Bien podría pensarse que Promotores de la Montaña podría ser postulado al Premio Nacional de Acción Voluntaria y Solidaria de este año.

Respecto a los efectos en los individuos pueden destacarse:

La dignificación de la vida de los integrantes de comunidades aisladas. Hoy existe mayor definición sobres su forma de ser, han profundizado sus saberes, y han modificado sus haceres.

Varias mujeres beneficiarias del programa expresan que el programa modificó su entorno familiar tanto en espacio físico como en los vínculos que definen la consolidación de un hogar.

El Programa también estimuló que varias personas emprendieran mejoras en su vivienda en amplitud de habitaciones, evitar el hacinamiento e integrar tecnologías amigables con el medio ambiente como las estufas ecológicas, contar con cultivos de traspatio, cría de animales, etc.

La integración del servicio voluntario fomenta la vocación de participar en lo público, por ello es válido afirmar que el voluntariado les ha permitido ensanchar los principios democráticos.

Hoy muchos de los beneficiarios, sin importar su edad, se ven a si mismos como agentes de cambio, por lo que comparten con otras comunidades lo aprendido en el programa.

De esta manera hemos reflexionado en torno a que el programa Enlaza México ha extendido a la protección civil de ser primordialmente un concepto urbano; a mostrar sus cualidades en el campo, de ahí que se hoy se pueda hablar de una “ruralización de la protección civil” que de forma inteligente, práctica y ágil permite salvar tan importantes vidas. Un modelo replicable sin duda producto de muchos años de trabajo y miles de kilómetros de caminos rurales recorridos en vehículos, caballos o mulas, y a pie de Alicia, Joaquín y todos los integrantes del equipo.

Hacemos votos por que cada 13 de febrero, Día Internacional de la Radio, recordemos el legado de CIPAN en ampliar el valor social de la Radio, pues el programa Enlaza México se ha ganado un lugar protagónico en la historia de la protección civil de nuestro país. No en vano nuestro amigo Raúl Soto Bazán recibiera hace tan sólo unos días una mención honorífica en el Premio Nacional de Protección Civil 2016 por su relación con el programa y, desde luego, por esfuerzos propios.


Emilio Guerra Díaz

Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.

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