PORTAL IMPULSADO POR LAS EMPRESAS RESPONSABLES:

- Advertisement -
ColumnasFundaciones EmpresarialesFundaciones en emergencias

Fundaciones en emergencias

Solidaridad

Como homenaje a los tripulantes del Black Hawk
que se desplomó en misión de salvamento en Guerrero.
A veces por salvar la vida de
otros se pierde la propia. Un abrazo a sus familias.

Por Emilio Guerra Díaz

No cabe duda, con las complicaciones que se generan con los desastres naturales que además de ser más frecuentes tienen mayor intensidad y grado de devastación; la incorporación de programas de protección civil por parte de la empresa y de su fundación son cada vez más relevantes y necesarios.

He conocido algunas experiencias de empresas que fueron persuadidas por sus consultores y expertos en responsabilidad social corporativa para que incorporasen el tema en la primera línea de la inversión social con el debido peso y relevancia.

Debido a que colaboré por algún tiempo en la fundación del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), el cual nació por la colaboración con la Japan International Cooperation Agency, conocí tanto la teoría de los desastres como a personalidades que han dedicado su vida al estudio, investigación y generación de propuestas para mitigar los efectos de los 5 tipos de desastres que hay.

Por otra parte, por la experiencia que he ganado en programas de voluntariado corporativo de empresas y de varias organizaciones de la sociedad civil y de grupos de dependencia públicas, he recomendado que además de tener un programa de protección civil éste se funda con algunas actividades del voluntariado.

Nunca me ha gustado señalar a los protagonistas de malas experiencias porque no es nada productivo, en cambio, señalar de aquellas los aprendizajes resulta muy provechoso. De tal manera cuando el huracán Paulina azotó también a Guerrero, en una institución bancaria se “preparó” una colecta de ropa. El área de comunicación interna utilizó los recursos a su alcance. Se abrió lo que podría calificarse de un antecedente de Centro de Acopio.

Debido a que el abasto de comida y artículos de primera necesidad se iba cubriendo exitosamente, el exhorto a los trabajadores del banco fue donar ropa en buen estado. El resultado fue catastrófico. La gente que colaboró en esos días prácticamente limpió su clóset y desechó aquellas prendas que ya no le servían, que estaban pasadas de moda, blazer, sacos y trabajes, vestidos channel, corbatas y otros artículos que son comunes en la ciudad fueron entregados al centro de acopio. Quienes habían preparado la colecta olvidaron señalar que se requerían playeras, blusas y pantalones de mezclilla o algodón, calcetas deportivas y tenis.

Este tipo de donaciones, donde “se da lo que no te sirve”, fueron muy frecuentes en el pasado y como se advierte son producto de la improvisación.

Por este tipo de razones se hace necesario que la fundación empresarial, el programa de inversión y el programa de voluntariado estén constantemente interactuando. En algunas ocasiones, depende en dónde se haya dado el desastre, es mejor movilizar a los voluntarios para colectar donaciones económicas para destinarlas a organizaciones que atienden la emergencia. En otras, si es posible el traslado de víveres y artículos de necesidad personal para higiene y rehabilitación, se acopien y se entreguen a quienes están realizando las entregas, como por ejemplo, la Cruz Roja Mexicana.

Finalmente, el voluntariado empresarial puede participar en brigadas especiales. En todos los casos se requiere saber cómo actuar y cómo reaccionar. Preparar bien el programa marca la diferencia entre: colaborar a salvar la vida de los colaboradores de la empresa, cuidar el patrimonio del corporativo, organizarse para ayudar a la comunidad y contribuir al restablecimiento de las condiciones económicas previas al desastre.

Algunos casos ejemplares de fundaciones que han cobrado experiencia en la participación en desastres destacan:

Fundación Wal-Mart que cuenta con un procedimiento especial para casos de desastres donde tiene previamente listas despensas, sus tiendas funcionan como centros de acopio y sus colaboradores animan al público en general a hacer donaciones. Su aliado es la Cruz Roja para el traslado y entrega de la ayuda. En los primeros días del desastre movilizó más de 100 toneladas de ayuda. En esta iniciativa también participa la Fundación BBVA Bancomer.

Fundación Azteca abrió las líneas telefónicas para donar, mismas que se usan para sus campañas mensuales de donación.

Fundación Telmex además de donar también despensas cuenta con su voluntariado para participar directamente en emergencias y sus brigadas de empleados para casos especiales buscan rehabilitar el servicio telefónico y de internet lo más rápido posible. También levantan las redes de telefonía rural.

Fundación Soriana cuenta también con centros con acopio y la empresa expresó su voluntad de apoyar también con donaciones monetarias.

Fomento Social Banamex también acopia víveres y moviliza donaciones económicas.

Fundación Genoma Lab colabora con destinar las ganancias de las ventas de sus productos en determinados días para apoyar la adquisición de despensas.

Fundación Televisa colecta a través de sus programas tanto ayuda en especie como recursos de las empresas que participan en sus proyectos como “Gol por…” y en esta jornada en algunos partidos por cada gol se recibirían fondos para ayudar.

La Fundación Gruma inmediatamente empezó a donar tortilla con un sistema que tiene de producción donde sus camiones “tortillerías” producen más de 36 mil tortillas para su distribución en zonas en desastre.

Fundación Chrysler apoya también con despensas y ayuda a zonas devastadas.

La Fundación Pro Comunidades Cruz Azul dispone de ayuda organizada en los estados donde tiene presencia.

Cómo puede observar el lector, mientras más unidos estén los programas de inversión social con la prevención y atención de desastres, los programas de voluntariado y los recursos de las fundaciones empresariales, se tiene mayor capacidad de respuesta. Por ello, este tipo de programas deben verse fortalecidos al menos dos veces al año con capacitación, verificación de los procesos, saber comunicar los efectos de las eventualidades y conocer qué estrategia es la más adecuada para la movilización de recursos para casos de emergencia.

Desde el Consejo Directivo

El Presidente del Directorio señaló que además de las posibilidades positivas que representa contar cada vez con un mayor número de fundaciones empresariales preparadas con programas de protección civil, urgió a todos los miembros de la organización a hacer sus donaciones en especie o económicas. Recordó que es muy cierto el pensar y actuar bajo la sentencia popular “Hoy por ti, mañana por mí”.

La Secretaria del Consejo Directivo señaló que además de la ayuda que están movilizando las fundaciones, también lo están haciendo las escuelas primarias, bancos, empresas, iglesias, universidades y dependencias públicas, así que se debe acrecentar la solidaridad que nos caracteriza. Felicitó a la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) porque todos sus agremiados idearon medidas para ayudar con víveres y otras con donaciones económicas.

El Director de la organización recordó que la Red Universitaria de Atención y Prevención de Desastres activó al nodo y se están coordinando todas las universidades que colaboran en este esfuerzo tanto con centros de acopio como voluntarios para distribuir la ayuda. En Acapulco la Universidad Loyola del Pacífico está dirigiendo la situación de emergencia de la UNIRED.

Por otra parte, el Director de la organización señaló que el Nacional Monte de Piedad, legendaria institución que apoya tanto a personas como a instituciones de asistencia privada fue reconocida como “Marca famosa” otorgado por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial. Por lo que felicitó a Javier de la Calle Pardo, Jorge Contreras y Manuel Medina por el trabajo que han realizado.

Finalmente el Presidente del Directorio pidió guardar un minuto de silencio en memoria de las víctimas que en todo el país perdieron la vida a causa de los fenómenos climatológicos Ingrid y Manuel.


Emilio Guerra Díaz

Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.

Asesoría en RSE

1 COMENTARIO

  1. Indiscutiblemente los desastres nos unen, pero como bien dice Emilio, tenemos que aprender de las experiencias y tener bien establecido un Programa de Protección Civil y capacitación periódica para que el ánimo voluntario pueda ser capitalizado en lugar de que resulte una horda de gente que entorpece las labores.
    En mi concepto, donde quiera que haya concentración de población, como por ejemplo escuelas, el Programa de Protección Civil no sólo debe tenerlo la escuela, sino hacerlo del conocimiento de los vecinos, para que juntos puedan afrontar el desastre.
    Esto traería, además de un esfuerzo coordinado, la creación de tejido social, al «forzar» si puede aplicarse la palabra, a todos los actores, a conocerse e interactuar.
    Aprendamos de los errores que se cometen, para poder eliminarlos, como es el «vaciar el clóset» pensando en lo que realmente necesita la población afectada y no aprovechar la coyuntura para deshacerse de lo que no nos sirve; pensemos con lógica: Lo que no me sirve a mí, no le sirve a nadie

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

PLATIQUEMOS EN REDES SOCIALES

Lo más reciente

DEBES LEER

TE PUEDE INTERESAR