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Economía colaborativa: un tema de confianza, no de tecnología

Confianza vía Shutterstock
Confianza vía Shutterstock

El rápido crecimiento del universo digital ha transformado radicalmente la vida de millones de personas alrededor del mundo y la forma en la que éstas interactúan con su planeta. La llegada de gigantes como Google o Facebook y los sistemas de comercio electrónico generó un enorme giro en los modelos de interacción, comunicación y consumo, llevándolos a un nuevo nivel en el que los usuarios no sólo pueden encontrar una experiencia satisfactoria de inmediatez y portabilidad, sino que también generan un importante vínculo con la tecnología, especialmente tras la aparición de los smartphones.

Es tal vez este mismo vínculo lo que ha dado paso a la siguiente etapa en la evolución de los negocios en el mundo digital. La llamada sharing economy o economía colaborativa es un modelo que aprovecha la conectividad que ofrece la tecnología para permitir a miembros de una misma comunidad intercambiar bienes o servicios.

Gracias a este sistema, en los últimos años plataformas como eBay, Uber y Airbnb han logrado superar a compañías constituidas sobre los esquemas tradicionales en muy poco tiempo. Pero, ¿debemos su éxito únicamente al impacto de la era digital?

En el marco del Foro Mundial de Negocios 2015, Rachel Botsman, experta en economía colaborativa, explicó que más que los avances tecnológicos y el enorme alcance de las plataformas digitales, es la confianza en los seres humanos lo que constituye un sólido cimiento para este modelo de negocio.

Rachel Botsman

Las personas han dejado de confiar en instituciones para comenzar a confiar en comunidades.”

Este fenómeno puede resultar sumamente sorprendente si consideramos que años atrás los consumidores dudaban mucho antes de confiar datos personales a la inmensidad de la red. A medida que las plataformas en línea ganan terreno el miedo no sólo parece haber desaparecido del universo digital, sino también ha comenzado a migrar a las instituciones.

Lo anterior se debe fundamentalmente a que en un modelo de consumo colaborativo la experiencia trasciende la conexión online para llevarla en determinado momento a la vida real, lo que permite al usuario crear un sentimiento de comunidad y un vínculo emocional que las grandes marcas parecen haber perdido en el enorme pajar del mercado global.

En este sentido, la economía colaborativa permite sacar el máximo provecho de los recursos existentes, pero también priorizar la economía local desde una visión global, ya que promueve el autoempleo y el consumo de fuentes procedentes de una misma comunidad.

No niego que se convertirán en grandes corporativos globales, pero la forma en la que tratan a las personas, la forma en que piensan acerca de su marca es muy diferente a la tradicional de una institución grande, jerarquizada y centralizada”, dijo Botsman en entrevista

Dentro de estos sistemas, las personas dejan de ser únicamente una estadística de consumo y se convierten en seres humanos con nombres e intereses particulares, lo que hace de la confianza un activo fundamental que requiere de una gestión adecuada de la reputación tanto a nivel corporativo, como individual.

De ahí la importancia de que las organizaciones otorguen a su marca una imagen más humana y cercana a sus stakeholders e implementen políticas de transparencia que les permitan adaptarse a las necesidades del mercado que evoluciona rápidamente a modelos de producción y consumo más responsables, digitales y colaborativos.

A continuación, nuestra plática con la experta en el marco del evento de WOBI.

Si estas interesado en saber más sobre lo que sucedió en el Foro Mundial de Negocios 2015, no dudes consultar nuestra sección especial.

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